24. LA NOCHE DE SAN DANIEL (1865)

El 10 de abril de 1865, los estudiantes universitarios se manifiestan en la Puerta del Sol de Madrid en apoyo de su rector, cesado por el general Narváez tres días antes por, a su vez, no haber cesado este al catedrático Emilio Castelar tras la publicación por parte de este de dos artículos muy críticos contra la reina Isabel II en el diario La Democracia.

Puerta del Sol en 1865
Puerta del Sol en 1865

Es de noche cuando la Guardia Civil irrumpe violentamente en la emblemática plaza de Madrid, kilómetro cero de las carreteras españolas y, en ese momento, epicentro de un sangriento episodio que se cobró catorce muertos y ciento noventa y tres heridos, la mayoría de ellos mujeres, ancianos y niños que no tenían nada que ver con el motivo de la concentración. Unos hechos que recordaba mucho a los sucesos de los primeros días de mayo entre las tropas napoleónicas y los madrileños, inmortalizados por Goya en sus famosos cuadros. Tan violenta y sangrienta fue la carga, a bayoneta calada y uso de las armas de fuego, que a esta noche se la llamó también la Noche del Matadero.

Noche de San Daniel
Noche de San Daniel

Aquella noche simbolizaba el ambiente crispado que caracterizaba en reinado de Isabel II y de los gobiernos del Partido Moderado dirigido por el general Narváez. Un gobierno dispuesto a todo, incluso a hacer uso de toda la fuerza militar posible, para mantener el  ”orden”.

Ya en octubre del año anterior, el gobierno había publicado una circular prohibiendo la libertad de opinión en las universidades en felación a las decisiones del gobierno o de la Corona. Una orden que, sin embargo, no cumplió el joven catedrático de Historia y dirigente del Partido Demócrata, Emilio Castelar, quien publicó en ese mismo mes un artículo contra la reina y, en concreto, contra el Concordato con el Vaticano, al que consideraba era contrario a la libertad de cátedra. Pese a que el mismo fue censurado, la realidad era que el mismo circulaba clandestinamente por todos los ambientes universitarios y obreros.

Emilio Castelar-Retrato de Sorolla
Emilio Castelar-Retrato de Sorolla

Pero las decisiones del gobierno de Narváez no solo afectaban a la libertad de opinión. A principios del año siguiente, como medida de saneamiento de la Hacienda Pública, el gobierno dicto una serie de medidas económicas, entre las cuales se encontraba la enajenación parcial de los bienes del entonces llamado Patrimonio Real, lo que hoy sería Patrimonio Nacional, dedicando el 75% de los ingresos a Tesoro Público y el 25% restante a la Reina. En realidad, el gobierno había intentado vender que había sido la propia Reina la que había cedido su patrimonio al Estado, conservando para ella solamente la cuarta parte del mismo, hasta el punto que en las Cortes los diputados del Partido Moderado aplaudieron largamente a Isabel II, comparando su altruismo y servicio público a su antecesora, Isabel la Católica.

Esta medida provocó que, de nuevo, Emilio Castelar publicara dos artículos contrarios a que la Corona recibiera esa parte del dinero que, en realidad, eran patrimonio del pueblo. Pará Castelar, lo que la Reina hacía era devolver a los españoles lo que era de ellos y aquel gesto altruista era, en realidad, una farsa y un engaño de Narváez y la Reina. Los artículos venían a demostrar que el gobierno actuaba de espaldas al pueblo y en favor de una Isabel que, agobiada por las deudas, se apropiaba de un 25 por 100 del producto de la venta de unos bienes que, en su mayor parte, no eran de su patrimonio, sino de la nación. Las consecuencias de esos artículos supusieron el cese de la cátedra de Castelar y la destitución del rector, seguida con la sangrienta noche de San Daniel.

Esa misma noche, el ministro de Gobernación, González Bravo, intentaba explicar en el Senado las medidas ordenadas por él para reprimir a los manifestantes, justificando la violencia de las fuerzas del orden. Ante su incapacidad para explicar lo inexplicable, el ministro expulsó a la prensa y ordenó la censura de todos los periódicos del día siguiente, lo que provocó que varios de ellos se publicaran al día siguiente con las páginas en blanco. Salustiano Olózaga, Cánovas del Castillo y Ríos Rosas fueron los más críticos con González Bravo, llegando a retarse en un duelo Ríos Rosas y Bravo.

Tras un mes convulso de enfrentamientos y algaradas, todo parecía dispuesto para que una nueva sublevación pusiera jaque a la Reina. Y se produjo dos meses más tarde, en el cuartel de San Gil.

 

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