Sigüenza

Plaza Mayor. Foto: J.A.Padilla

Si hay una ciudad en la que se conserva en la época medieval en todo su esplendor es Sigüenza. Tan es así que es conocida también como “la ciudad del Doncel”, un caballero cuya tumba se encuentra en la catedral. Pasear por sus calles es un viaje a través del tiempo y hacia la imaginación.

Calle Mayor. Foto: J.A. Padilla

Así pues, cuando entramos en Sigüenza decimos que entramos al centro histórico, entramos en su centro medieval. Y lo hacemos a través de las varias puertas que existen juntos a las murallas. En primer lugar, la Puerta del Hierro, en la cual se cobraba el impuesto de entrada de mercancías; el Arquillo de San Juan, que unía la Judería y la Morería; o la Puerta del Sol, que quedaba abierta por las noches en la época de la peste.

Castillo. Foto: J.A. Padilla

Pero antes de entrar en su zona medieval, debemos empezar nuestra visita por Sigüenza por el Castillo, situado en la parte alta de la villa y un buen lugar para dejar nuestro coche.

Castillo. Patio de Armas. Foto: J.A. Padilla

El Castillo de Sigüenza, actual Parador de turismo, fue construido en el siglo XII sobre otro musulmán levantado en el siglo VIII. El castillo actual es producto de una importante restauración ya que a lo largo de su historia ha sufrido importantes daños, tanto por la invasión francesa, como por las guerras carlistas y la guerra civil española. El castillo sirvió durante siete siglos como palacio fortaleza de los obispos de Sigüenza. En su origen se encontraba rodeado de una muralla que conectaba con el castillo a través de un puente levadizo. En su interior, siguiendo el estilo de los alcázares musulmanes, existe un gran patio, en cuyo centro se encuentra un pozo que abastecía de agua a la fortaleza. Se dice que este pozo comunicaba el castillo con la catedral, pero, al parecer, es una leyenda. También, como todo castillo que se precie, un fantasma, el de doña Blanca de Borbón, la cual estuvo encerrada en este castillo en el año 1355 tras ser rechazada por su esposo, el rey Pedro I de Castilla. Tras su muerte, con apenas 22 años de edad, en Medina Sidonia, su alma regresó a Sigüenza para morar en una de las torres del castillo. Cosas de fantasmas.

Catedral. Foto: J.A. Padilla

Junto al castillo, la catedral es el monumento más importante de Sigüenza. Exteriormente llama la atención sus dos enormes torres fortificadas que dan aspecto de fortaleza al templo. Interiormente, destaca su nave central, de estilo gótico, a la que se entra por las puertas de acceso, de estilo románico.

Doncel. Foto: J.A. Padilla

La catedral fue levantada en el siglo XII y alberga en su interior el llamado Doncel, una escultura funeraria famosa por su perfección y realismo. La escultura forma parte del sepulcro que se corresponde con la tumba de Martín Vázquez de Arce, representado leyendo un libro, con las piernas cruzadas. Esta figura se ha convertido en uno de los símbolos de Sigüenza.

Doncel. Foto: J.A. Padilla

Cercana a la catedral se encuentra su Plaza Mayor, todo un ejemplo de plaza medieval, donde antiguamente se celebraba el mercado y fiestas taurinas. En uno de sus lados se encuentra el Palacio de los Deanes, actual Ayuntamiento. También posee una galería porticada que empieza en la plaza del Toril.

Plaza Mayor. Foto: J.A. Padilla

En el lado contrario se encuentra la casa del Mirador y la casa del Cardenal Mendoza. Es tan bella esta plaza, que los americanos quisieron desmontarla piedra a piedra y llevársela a estados Unidos.

Plaza Mayor. Foto: J.A. Padilla

Habiendo visitado la tumba del Doncel, visitemos ahora su casa. Para llegar a ella subimos desde la Plaza Mayor, la calle Mayor en dirección al castillo. Una de las calles que cruza va directamente a la Casa. Su fachada del siglo XV da paso a un museo que pertenece a la Universidad de Alcalá de Henares.

Casa del Doncel. Foto: J.A. Padilla

El paseo por la ciudad medieval se realiza a través de las llamadas Travesañas y, a través de ellas, podemos visitar los monumentos más importantes de Sigüenza, como la Iglesia de Santiago, recientemente restaurada, la Iglesia de San Vicente, la Iglesia de Santa María, la Casa del Doncel o la Plazuela de la Cárcel, así como las puertas que daban entrada a la ciudad a través de sus murallas, como la Puerta de los Toriles, La Puerta del Sol, La Puerta de Hierro o el Arco del Portal Mayor.

Foto: J.A. Padilla

Durante la Edad Media, la plazuela de la Cárcel, antes de la construcción de la Plaza Mayor,  acogía la antigua cárcel, el Ayuntamiento y la posada del Sol, edificios que aún se conservan. También se celebraba el mercado gracias a su cercanía a la Puerta del Hierro, próxima al barrio judío, donde habitaban los comerciantes de la ciudad. El antiguo Ayuntamiento se encontraba en el lado norte de la plaza. La fachada, muestra en la parte inferior cinco arcos de medio punto de los cuales el izquierdo sirve de puerta. Entre las ventanas superiores aparecen los escudos de la ciudad y de los Reyes Católicos, ya que estos fueron los que ordenaron la construcción del edificio.

Plaza de la Cárcel. Foto: J.A. Padilla

Fuera del recinto medieval, en la parte baja de la villa encontramos La Alameda, donde se encuentra el Convento de las Ursulinas, la Ermita del Humilladero, la Ermita de San Roque, o el Convento de las Clarisas.

Foto: J.A. Padilla

En la Edad Media, Sigüenza estaba rodeada de una muralla de la que todavía quedan en pie algunos, así como torreones, pasadizos y puertas que conectaban con la parte exterior de la misma.

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Puerta de Hierro. Foto: J.A. Padilla

Los muros nacían junto al castillo y rodeaban la villa hasta la Catedral. Hoy es posible ver algunos de estos tramos a través de la calle Peso y de los torreones de la calle Valencia y la Puerta de Hierro.

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Puerta de la Travesaña Baja. Foto: J.A. Padilla

En cuanto a las puertas, se conservan en pie la del Sol, en la calle Mayor y que conecta con el paseo de Ronda, la del Hierro, que era la entrada principal en la que se cobraba el peaje de acceso, reconocible por tener una efigie de la Inmaculada Concepción.

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Puerta de Hierro. Foto: J.A. Padilla

También está el Arquillo de San Juan, que posee un balconcillo del siglo XVIII, la del Toril, junto a los soportales de la plaza Mayor,  y el Portal Mayor, el más importante de la ciudad y lugar de paso del Camino Real.

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Arquillo de San Juan. Foto: J.A. Padilla

El Arquillo de San Juan o Puerta de la Travesaña Baja, tiene su origen en el siglo XIII y permitía la comunicación entre el barrio de la Judería, ubicada entonces en la calle Travesaña Baja, y la Morería. Dicho arco tiene en su interior un balconcillo del siglo XVIII con la imagen de la Virgen del Carmen.

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Puerta de Hierro. Foto: J.A. Padilla

El paseo a través de Sigüenza es una experiencia inolvidable y un homenaje a un medievo que ún sigue muy presente en sus calles.