Peña de los Enamorados

Estamos en el siglo XV, en los tiempos en los que la ciudad de Antequera estaba bajo dominio musulmán. En una ciudad próxima llamada Archidona. un caballero cristiano llamado Tello y una princesa árabe hija del emir de la ciudad, llamada Tagzona, se enamoran tras encontrarse en una fuente. Cuando el padre de ella se entera, hace detener y encarcelar al joven con la intención de ejecutarlo, al estar prohibidos en aquella época las relaciones entre distintas religiones. Tagzona ayuda a Tello a escapar del calabozo y huyen a Antequera, que por aquel entonces era una ciudad fronteriza entre los reinos de Granada y de Castilla. Pero el padre de la princesa descubre la intención de los enamorados y sale en su persecución capitaneando un grupo de guardias árabes. Los enamorados, en su huida, llegan a un peñón que se encuentra entre Archidona y Antequera y deciden subir a él para ocultarse de sus perseguidores. Al llegar a su cima, ven como están rodeados y es imposible la escapatoria. Los guardias musulmanes  les amenazan con sus arcos y flechas.

Pero Tello y Tagzona no quieren ser capturados y separados. No van a rendirse. Cogidos de la mano unen ambos su destino. Invocando cada uno a Dios, se miran fijamente y saltan al vacío….

Los dioses, oyendo sus plegarias, cumplieron el deseo de los dos amantes. Él quedó convertido en piedra con forma de cara que mira al cielo, mientras ella se convertía en el viento que acaricia el rostro de su amado.

Desde entonces este peñón se llama Peña de los Enamorados y su forma es semejante al rostro de una persona yacente que surge desde la propia tierra. En la ciudad de Archidona se representa cada 25 de septiembre esta historia. Los lugareños cuentan que en las noches de luna llena es posible sentir el viento que acaricia la peña y recuerda aquel amor imposible.

Una leyenda similar, aunque con final feliz fue narrada por Cervantes en el capítulo V de El Quijote.

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