31. RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1875)

El 28 de noviembre de 1857 la reina Isabel II da a luz a Alfonso de Borbón y Borbón, un niño cuyo futuro estaba en entredicho, vista la situación política que amenazaba la dinastía borbónica. Tan entredicho como su paternidad, pues nadie dudaba que aquel príncipe era Borbón solo por parte de madre. Ya dijimos en otro capítulo lo acontecido en el matrimonio entre Isabel II y Francisco de Asís de Borbón, alias “Paquita”, homosexual no confeso ni reconocido, aunque su relación con un aristócrata, con el que vivió los últimos años del exilio en Francia hasta su muerte dio mucho que hablar. Así, al príncipe se le adjudicó la paternidad del capitán Enrique Puigmoltó. En este escenario familiar nació don Alfonso, apenas un año después de darse por finalizado el “Bienio progresista”.

Pero a pesar de su futuro incierto, aquel niño que, al menor teóricamente, había nacido para ser rey, fue educado para serlo. Aunque, eso sí, creció en un ambiente en el que se sucedían los escándalos sexuales de su madre y los rumores sobre su padre. Todos estos escándalos y, como hemos visto, la absoluta situación de crisis social y política que se estaba produciendo en España, dio como resultado el estallido de la llamada “Revolución Gloriosa” de 1868, cuyo resultado fue el destronamiento de Isabel II y el exilio de toda la familia real a Francia. Así, el príncipe Alfonso veía truncado su sueño de ser Rey. Ni siquiera un monárquico como Prim confiaba ya en la dinastía borbónica para reinar en España, llegando a decir que: “Los Borbones “nunca, nunca, nunca” reinarían en España en el futuro”. En estas circunstancias, el aún príncipe Alfonso, con apenas once años de edad, cruzaba la frontera con Francia acompañado de su madre y de la corte borbónica hacia un futuro incierto.

Será en París, donde aquel príncipe destinado a ser Rey inicie su preparación para ello, lo que le convertirá en el primer heredero a la Corona española con un cierto nivel intelectual. Allí, Alfonso va conociendo la inestabilidad que atraviesa el experimento republicano en España. La crisis republicana lleva a que ciertos sectores moderados, liderados por Cánovas del Castillo buscaran la restauración borbónica como única solución, viendo en el Príncipe Alfonso su candidato. Cánovas convenció a Isabel II de la necesidad de abdicar en favor de su hijo. Así, esta cedió, el 25 de junio de 1870, sus derechos sucesorios a su hijo, designándole como Príncipe de Asturias.

Así, durante la República, Cánovas del Castillo se encargará de la educación del Príncipe, quien conspirará a favor de la restauración de la monarquía presentando al heredero como alguien muy alejado de la corrupción moral por la que los Borbones habían sido expulsados de España. Cánovas propondrá a Alfonso que complete su formación política en Inglaterra con el fin de que este asumiera el modelo monárquico británico basado en el parlamentarismo constitucional.

Tras cuatro presidentes del gobierno en menos de un año, el 3 de enero de 1874 el general Pavía irrumpe en el Congreso y disuelve las Cortes, asumiendo el poder el general Serrano quien, a su vez, es depuesto por un nuevo golpe de Estado dado por el general Martínez Campos en diciembre de 1874. Martínez Campos nombra a Alfonso XII rey de España y Cánovas del Castillo asume el gobierno-regencia hasta su llegada. De esta forma, aquel príncipe destinado a ser Rey, lo será después de muchos avatares y a pesar de los antecedentes. La llegada a Madrid de Alfonso XII se produce el 14 de enero de 1875, con tan solo 18 años. Madrid le recibe con gran alegría y esperanza. Y Alfonso no les defraudará. Acaba finalmente con la casi eterna guerra carlista y, sobre todo, pacificará el sistema político poniendo en práctica un sistema alternativo de gobierno basado en el bipartidismo entre liberales y moderados, algo que Cánovas había ambicionado.

Alfonso XII
Alfonso XII

Alfonso XII responderá a la confianza de su pueblo. Devolverá la paz y tranquilidad tantas veces deseada y casi olvidada en el siglo XIX. Tal y como se había comprometido, reinará con respeto a la Constitución y de manera neutral, dejando en las Cortes que legislase sin influir ni interferir en las decisiones der los políticos. Los españoles empezaron a querer a un Rey que cuidaba mucho su imagen, muy alejada de la de su madre. Pero además, las circunstancias personales influyeron también en el cariño al Rey. Alfonso XII desde su infancia estaba enamorado de su prima hermana  María de las Mercedes de Orleans, hija de los duques de Montpensier, quienes aspiraron a la Corona tras la expulsión de la familia real en 1868. Ambos contrajeron en 1878 un matrimonio de novela rosa.

María de las Mercedes de Orleans
María de las Mercedes de Orleans

Pero, tras apenas cinco meses de la boda, la reina María de las Mercedes fallece a causa del tifus. La muerte de su amada esposa marcará profundamente al Rey, que buscará refugio en la soledad y a abandonar las labores propias de su reinado. Cánovas del Castillo consciente de que aquella situación pone en peligro su proyecto de restauración monárquica, al no existir aún descendencia, insta a don Alfonso a contraer matrimonio el 29 de noviembre de 1879 con la princesa austriaca doña María Cristina de Habsburgo-Lorena, con quien tuvo tres hijos. Un matrimonio puramente de Estado, pues el rey prefirió buscar consuelo con una cantante de ópera, Elena Sanz, con quien tendría dos hijos ilegítimos.

El 25 de noviembre de 1885, con apenas 28 años de edad, Alfonso XII muere de tuberculosis. Para entonces, el matrimonio tiene dos hijas: las infantas María de las Mercedes y María Teresa, pero sin descendencia masculina, lo que provocaba un problema sucesorio. Como la Reina se encontraba embarazada, no se tomó medida decisión alguna al respecto. Afortunadamente, María Cristina dio a luz el 17 de mayo de 1886 a un niño, de nombre Alfonso, futuro Alfonso XIII, quien será rey desde el momento mismo de nacer, María Cristina asumirá la regencia hasta la mayoría de edad del monarca.

Muerte de Alfonso XII en El Pardo
Muerte de Alfonso XII en El Pardo

Alfonso XII apenas había reinado casi once años en España, tiempo suficiente, sin embargo, para que España encontrara la estabilidad social y política que tanto anhelaba. A pesar de su efímero reinado, fue un Rey constitucional y renovador, con un estilo más propio de las monarquías europeas que las del Antiguo Régimen que había caracterizado a sus antecesores. Y sobre todo, que la monarquía fuera protagonista de una novela rosa, no de drama ni esperpento alguno.