El tren de Arganda, «que pita más que anda»

Un fuerte pitido, seguido de una potente bocanada de humo, nos recuerda esas películas del oeste, donde los trenes de vapor anuncian su paso por las inmensas llanuras americanas. Pero, ni estamos en el far west», ni esto en una llanura americana, aunque los montes que cierran el horizonte puedan recordarnos un poco el paisaje de cine. Estamos en Arganda del Rey o, por mejor decir, en Poveda, según reza el cartel que se encuentra en el apeadero desde donde, en unos minutos iniciaremos nuestro viaje por el tiempo en una antiguo tren de vapor que mueve unos viejos vagones de madera que han sobre vivido al tiempo y a la memoria. Un nuevo pitido y una nueva bocanada de vapor. Al fin y al cabo, estamos a punto de embarcar en el Tren de Arganda. Ya saben: «aquel que pita más que anda». «Pasajero al tren», dice alguien con voz potente y segura. Empezamos el viaje.

El Tren Turístico Vapor de Arganda realiza un precioso recorrido de cuatro kilómetros entre las estaciones de La Poveda en Arganda y La Laguna del Campillo en Rivas Vaciamadrid un maravilloso itinerario que recorre parte del Parque Regional de Sureste y que cruza el río Jarama a través de un puente de hierro rehabilitado.

En el apeadero de El Campillo, con la laguna como si de un decorado se tratara, los visitantes podemos bajarse del tren y comprobar como la vieja locomotora de vapor hace las maniobras necesarias para cambiar el sentido del convoy necesario para realizar el viaje de vuelta. Es un maravilloso viaje en el tiempo o, para los más jóvenes, el descubrimiento de algo que hoy parece inimaginable hay en día, con los modernos trenes de Alta Velocidad o en redes ferroviarias que nos transportan a cualquier ligar de la ciudad o del mundo. Los viejos tres de vapor que vemos en las películas del oeste se hacen realidad en una experiencia que hay que agradecer a aquellos que se resisten a que olvidemos el pasado.

Un pasado, el del tren de Arganda, que se inicia allá por el año 1886, concretamente el 31 de julio, cuando se inauguraba una línea de ferrocarril de vía estrecha entre Madrid y Arganda. Para entonces, desde al año 1851, ya circulaba en Madrid la línea que conectaba entre Madrid y Aranjuez, segunda línea que se inauguraba en España tras la línea que conectaba Barcelona con Mataró, en 1848. Aquella línea se iniciaba en el llamado Embarcadero de Atocha. Esta nueva línea iniciaba su recorrido junto al actual Hospital del Niño Jesús, junto al parque del Retiro. En realidad aquel tramo primitivo llegaba hasta Rivas Vaciamadrid y, posteriormente, se alargó hasta Arganda, tomando el tren el nombre de esta localidad. El recorrido tenía algo más de 20 kilómetros, con  varios apeaderos utilizado, tanto para pasajeros como para mercancías, desde piedra de Colmenar y de las canteras de Arganda, hasta agua de Carabaña.

Aquel era el primer tramo de un proyecto previsto para conectar Madrid con Aragón, y llegar hasta las minas de Sagunto. En 1929 se aprueba el ramo entre Arganda y Caminreal, en Teruel, con paso por Sacedón y Trillo. Pero la crisis de 1932 provocó la suspensión de pagos de la compañía que, unida a la difícil orografía de la Alcarria, frenó el proyecto. La construcción del embalse de Entrepeñas en 1956 sepultó parte del recorrido, que quedó bajo las aguas del embalse y con un proyecto ya sin futuro.

A partir de entonces, desde 1953 quedó suprimido el transporte de viajeros y será la compania Porland Valderribas la que sigue explotando el ferrocarril en el tramo madrileño.  La compañía pasará a llamarse Ferrocarril del Tajuña, cerrándose el tramo entre Madrid capital y Vicálvaro. El último tren de la línea dejó de circular el 27 de noviembre de 1997, después de 111 años de su puesta en servicio.

Hasta hoy. De todo ello, un tramo de la vía primitiva lo utiliza la línea 9 del Metro de Madrid, cuyo final es Arganda. Y, de todo ello, nos queda un tramo que parte desde el apeadero de La Poveda, a 300 metros de la estación del metro, y que llega hasta la laguna de El Campillo.  

Hoy, gracias a la iniciativa de la asociación, sin ánimo de lucro, Centro de Iniciativas Ferroviarias Vapor Madrid el tren de Arganda vuelve a hacer bueno el antiguo dicho del Tren de Arganda “que pita más que anda” y que mantiene vivo el recuerdo  de este tren histórico, o lo que queda de él. Junto al apeadero de La Poveda, y formando parte del complejo, se encuentra el Museo del Tren de Arganda, que mantiene muchos elementos de aquel tren y dos enormes maquetas que nos permite conocer el mundo ferroviario.

Para esta segunda parte de la visita viajaremos en otro modelo antiguo, muy antiguo, recientemente restaurado. Gran parte del contenido del museo se está restaurando gracias a la labor de los técnicos y aficionados al tren que, de forma desinteresada, han hecho posible esta iniciativa.