EL MITO DE DEBOD

Contemplaba desde mi privilegiada posición de observador, sentado en aquel banco de madera comido por el tiempo, la maravillosa y espectacular puesta de sol. Tal vez la más hermosa puesta de sol que puede verse en Madrid. Y no cabe duda que el elemento que engrandece tan magnífico espectáculo es el templo que un día fue salvado de la inundación del río Nilo a causa de la construcción de la presa egipcia de Assuan. Es el templo de Dedod. En efecto, para una cultura como la egipcia, en el que el culto al Sol es esencial, este lugar representa el mejor lugar donde ubicar este templo.

debod14
Foto: J.A. Padilla

En el horizonte el naranja primigenio va tornándose poco a poco en un rojo tornasolado para acabar en un morado que poco a poco irá apagándose a medida que el sol se esconde por el horizonte. O tal vez debería decir Ra, cuando, en primer plano, el templo muestra a contraluz su silueta apagada. Por si fuera poco, el agua del estanque, que sustituye aquí al Nilo que ha alimentado durante siglos los márgenes del templo, refleja, como un espejo, toda la composición. En ese momento, intento que mi imaginación viaje en el tiempo y en el espacio y llegue a los albores de la nuestra Era, un viaje de dos mil años en el tiempo y contemple esa misma puesta de sol en su lugar original, a orillas del milenario río.

Imaginarme ser el rey Adijalamani,  aquel que gobernó en Meroe, en pleno Valle del Nilo entre los años 200 a 185 a.C. y que fue el que ordenó construir la capilla que lleva su nombre y que fue el origen de la construcción de este templo, que con el tiempo llegó a convertirse en uno de los lugares de peregrinación más importante de todo Egipto, lo que es mucho en una tierra donde lo sagrado ocupa un lugar importante.

Aquel templo más tarde engrandecido y dedicado al dios Amón, asociado al dios del Sol, Ra, algo lógico si tenemos en cuenta que cada día, o cada atardecer, este rinde su particular homenaje a su mentor divino. Amón era llamdo  El oculto, porque nadie, ni divino ni humano, podían verle. Más tarde, los reyes Ptolomeo VI, VII y VIII engrandecieron aún más el templo y lo dedicaron a la diosa Iris, la madre de Horus, el dios del Sol, y asociada por los cristiano como a la Virgen María. Los emperadores romanos, Augusto y Tiberio, terminaron de construir el templo añadiendo el embarcadero junto al río Nilo y mantuvieron el culto a la diosa.

Así lo hicieron porque, según la leyenda, Isis sintió los dolores de parto de Horus en el templo de Debod. Aquel templo estaba rodeado de una muralla que rodeaba el conjunto sagrado, que incluía un lago sagrado en el extremo norte del templo, donde se llevaban a cabo las ceremonias que recreaban el origen del mundo a partir de las aguas del caos primigenio.

Plano del Templo
Plano del Templo

Cada 15 de junio, la estrella Sirio avisaba en el cielo la llegada de Isis anunciando la crecida de las aguas del río Nilo, llevando los sacerdotes la estatua de la diosa hasta la capilla, situada en la parte superior del templo. Y si bien  se desconoce la fecha exacta en el que el templo comenzó a construirse, algo muy importante en la historia de todo santuario, si se conocen los detalles de ello.

Lo primero era elegir el emplazamiento exacto donde se debía levantar. Al llegar la noche, los astrónomos, tras leer la observación de las estrellas, decidían su orientación, en este caso Este-Oeste, siguiendo su eje el camino trazado por el sol, siendo perpendicular al curso del río Nilo.  Orientándose con la Estrella Polar y con Orión, el sacerdote encargado de trazar en el suelo los límites del edificio, utilizando para ello una plomada y un bastón con los que se determinaba con exactitud el norte astronómico por la observación de la situación en el cielo de las citadas constelaciones al amanecer y al ocaso. Una vez orientado el edificio, se excavaba una pequeña fosa en una de las esquinas y se introducía en ella amuletos y otros objetos sagrados que servían para proteger el futuro templo y dotarle de la energía cósmica y sagrada necesaria, lo que le convertía en algo vivo y con capacidad para desarrollarse.

Debod, cuyo nombre significa “el termplo” (Ta-Hut), representa al cosmos tal como lo veían los egipcios. Los relieves de la capilla de Adijalamani reflejan los rituales que se llevaban a cabo en el interior del templo, con los dioses purificando al visitante y antes de permitirle acceder a la naos, el lugar más sagrado del edificio, donde sólo el sacerdote tenía acceso. Hoy, en el altar de granito rosado de época ptolemaica, se proyecta la imagen de Amón, como recordatorio de la estatua que en tiempos se veneraba allí. En otras capillas del templo encontramos a otros dioses como  Osiris, Hathor o Min, dios de la fertilidad a quien se representaba con un gran pene erecto que en Debod fue mutilado cuando los cristianos conquistaron el santuario en el siglo VI de nuestra era.

Grabados de la capilla
Grabados de la capilla. Foto: J.A. Padilla

La capilla de Adijalamani está decorada con escenas del culto divino similares a las recogidas en otros templos, en las que este soberano adora a los dioses y realiza diferentes ofrendas. Todos los muros, este y oeste, están decoradas con tales motivos de contenido ritual, hasta la siguiente estancia que nos llevará a la antesala del naos.

debod2
Foto: J.A. Padilla

Como podremos observar la capilla está consagrada desde el primer momento de su construcción al culto del dios Amón y de la diosa Isis. Aunque otras divinidades representadas en las paredes de la capilla también recibían culto como son Mut, Osiris, Horus, Harendotes, Neftis, Jnum, Satis, Anukis, Aresnufis, Sejmet-Tefnut, Min, Apset, Uadjet y Nejebet. Cruzo la capilla y llegamos al lugar más importante del templo: el naos. Este es la sala es el lugar más importante de todo los templo egipcios, en el que se colocaba la deidad principal del templo. En el caso de Debod, el naos está dedicado al dios Amón, representado por una especie de tabernáculo realizado en granito rosa, en cuyo interior se guardaba la estatua de culto del dios. Este es el lugar más sagrado del templo, donde vivía la divinidad. Su acceso sólo era permitido a los sacerdotes, y por supuesto al faraón. Las cobras que le coronan y las representaciones del disco solar alado tenían como fin proteger la imagen del dios.

naos
Foto: J.A. Padilla

Pero el gran y más desconocido misterio del templo permanece oculto a los ojos del público. A la derecha de la escalera por donde se accede a la terraza superior (hoy cubierta y sede de un pequeño museo) hay una oscura capilla en cuyo muro norte existe un grabado circular casi perfecto. Se ha dicho que podría tratarse de un calendario astronómico, un zodiaco, dividido en 12 secciones que servía a los sacerdotes para organizar los rituales. Otras teorías aseguran que es una especie de mapa celeste o zodiaco empleado por los sacerdotes durante sus observaciones nocturnas para seguir el movimiento de las estrellas.

dibu

Todos los templos egipcios incluían, dentro de sus recintos, una alberca o lago sagrado, alimentado por las sagradas aguas del río Nilo, el cual representaba la existencia de las aguas primordiales antes de la creación del mundo y en él se realizaban, además de las abluciones o purificaciones rituales de los sacerdotes, ceremonias diversas relacionadas con fiestas religiosas. Es casi seguro que Debod debió tener en su día su propio estanque, o al menos un pozo más o menos amplio, desde la época de Adijalamani, aunque no se ha podido comprobar en las excavaciones realizadas antes de su traslado. Hoy si existe un estanque alrededor del templo, que sirve como elemento decorativo y también el rito sagrado. En otros templos, en el lago sagrado tenían lugar ceremonias en honor al dios al que estaba consagrado.

Dedicado inicialmente al Amón-Ra, como dije antes, el templo fue dedicado posteriormente a la diosa Isis. La razón de ello es que, según la leyenda, Isis empezó a sentir los dolores de parto de su hijo Horus, hijo de Osiris, en este lugar.

Es importante conocer la historia de Horus por su semejanza con la historia de Jesucristo. Horus, al que se le identifica con el sol, es considerado por ello la luz del mundo, de la verdad y la vida. Su anagrama lo forman las letras KRST, que significan el Salvador. Al nacer, en un templo muy cercano a Debod, le visitaron unos magos que entregaron ofrendas. A los doce años, daba muestra de su elocuencia y sabiduría ante los escribas de la Casa de la Vida del templo de Ptah. Horus, sin embargo, solo tuvo diez discípulos, en lugar de los doce que tuvo Jesucristo. Hay que tener en cuenta que el año egipcio tiene diez meses, por los doce del año cristiano. Durante su vida, Horus resucitó a un hombre muerto, llamado El-Azar-us, y murió y resucitó tras ser enterrado en una tumba. Todo esto más de mil años que la historia de Jesucristo. Su principal enemigo fue Set, asesino de su padre Osiris. Otro de los nombre de Set es Sata, muy similar a Satanás. La historia dice que Horus y Set se enfrentaron durante cuarenta días, los mismos que pasó Satanás tentando a Cristo en el desierto.

Pero, ¿quién era Adjalamani, el autor de este templo?

Adjalamani de Meroe es un rey nubio del siglo II a.C., entre el 200 a.C y el 185 aC. Nubia era una región situada junto al río Nilo. En esta época, del 207 al 186 a.C, tuvieron lugar las revueltas que se alzaron contra el faraón en Egipto, en las que los sublevados se apoderaron de Tebas, afectando de manera importante al comercio con Egipto. Adjalamani se encuentra  enterrado en una pirámide de Meroe, en el que aparece con el nombre de  Tabirqa. Adijalamani mandó construir una capilla en honor del dios Amón en Debod, conocida como “capilla de los relieves”, donde pueden verse inscripciones” referidas a Amón de Debod. En los relieves de la capilla aparecen también escenas rituales donde se dice:

Que el rey Adijalamani manda construir el monumento en honor de su padre Amón y que Amón habita en Debod

Panorama 1_tonemapped
Foto: J.A. Padilla

Al templo de Debod se le calcula una edad de 2200 años aproximadamente. Antes de su traslado a Madrid, situado en la localidad  de Debod, a las orillas del río Nilo, muy cerca de la primera catarata, en la Baja Nubia, al sur de Egipto. Muy cerca, en la isla de Filé, se encontraba el gran santuario de la diosa Isis. El templo de Debod formaba parte de ese santuario, aunque su culto estaba dedicado al dios Amón. Hoy, toda esta tierra está inundada por las aguas de la presa de Assuan. Fue precisamente la construcción de esta gran presa la que posibilitó la llegada del templo de Debod a Madrid. España contribuyó económicamente al programa supervisado por la UNESCO en el año 1969 para la salvación del patrimonio egipcio afectado por la presa. En agradecimiento a ello, el gobierno egipcio donó el monumento a nuestro país.

IMG_6262
Foto: J.A. Padilla

Mi mirada se pierde en el horizonte, mientras el sol se oculta y va apagando las luces del atardecer. Debod es ya una sombra apenas iluminada por las farolas del entorno. Tras más de dos mil años de historia continúa mostrándonos el antiguo esplendor de si mismo y de la cultura que le hizo nacer.

2 respuestas a “EL MITO DE DEBOD”

  1. Avatar de Mar
    Mar

    Hola buenas tardes, me podrian informar donde esta el templo de isis en morella? Gracias

    1. Avatar de marcopolito56

      Para ser exacto, el templo relacionado con Isis se encuentra a unos 20 kilómetros de Morella, en la localidad de Zorita del Maestrazgo, que antiguamente pertenecía a Morella, en un lugar llamado Santuario de La Balma. Un saludo.

Deja un comentario