Jaca

Ciudadela de Jaca. Foto: J.A. Padilla

Visitar la ciudad de Jaca puede ser por varios motivos. Por ser un lugar de paso, un cruce de caminos hacia varias comarcas del entorno o, principalmente, porque merece la pena. No debe haber, por lo tanto, excusa alguna para conocer una villa que es la capital de la comarca de Jacetania, lindando con el Pirineo y que históricamente jugó un papel esencial en la historia del reino de Aragón. Y hasta religioso, si tenemos en cuenta que en el cercano monasterio de San Juan de la Peña estuvo depositado, nada más y nada menos que el Santo Grial.

Foto: J.A. Padilla

En paisaje desde aquí es idílico, un horizonte flanqueado por la Peña Oroel, hacia el sur, y las estaciones montañosas de Astún y Cnadanchí, hacia el norte. Y, además, en la villa pasearemos por sus animadas calles y admiraremos el más bello y antiguo románico, como su catedral. También forma parte del Camino de Santiago. Históricamente, Jaca fue  la primera capital del recién creado Reino de Aragón en el siglo XI. El rey Sancho Ramírez la nombró sede política y administrativa. Así, pues, nos sobran los motivos para visitar Jaca.

Catedral. Foto: J.A. Padilla

La catedral es, sin duda alguna, el monumento más importante de Jaca. Sus orígenes se remontan al siglo XI  durante el reinado del mencionado Sancho Ramírez y es uno de los ligares obligados de visita del Camino de Santiago, porque su construcción está relacionada con ello.

Se diseñó con planta basilical, con tres ábsides, alineados con las tres naves. En el siglo XV se construyeron nuevas capillas, la sillería coral y se arreglaron los tejados. Más tarde, durante los siglos XVI y XVII se producen reformas que afectan a su estilo original y se introduce elementos más propios de las iglesias del camino francés, dando lugar al ajedrezado jaqués.

Foto: J.A. Padilla

Como decíamos antes, Sancho Ramírez la nombra capital de Aragón en el año 1077 y alcanza la categoría de ciudad. La capital se mantendrá hasta que el año 1096. Y en ello cobra una gran importancia la catedral como sede episcopal hasta que la capital se traslada a Huesca tras su conquista, por lo que el proyecto se ve afectado y la cubierta final resulta una simple estructura de madera. El conjunto escultórico del templo es magnífico.

Portada de la Catedral. Foto: J.A. Padill

La puerta principal se sitúa a los pies de la nave, orientada al oeste. Se trata de un gran pórtico de la misma altura que la nave principal y conocido como la Magna Porta. En la fachada sur, que se abre hacia la coqueta plaza de la Catedral,  se encuentra una segunda portada. Hacia el 1600 se construyó una lonja, conocida como la Lonja Chica, con materiales reutilizados de la misma Catedral. Así las seis columnas que soportan la lonja son columnas procedentes del claustro. Dos de los capiteles se decoran con decoración vegetal, otros dos con figuras de sirenas y hombres pájaros y los otros dos con decoración historiada.

De la primitiva torre románica no queda nada y ha sido sustituida por una torre campanario que parece desentonar del románico que impera en el templo. Pese a ello, la catedral conserva un aspecto imponente y testigo de la importancia de la ciudad en el medievo.

Foto: J.A. Padilla

Como decimos, la puerta y fachada del sur de la catedral se abre a una pequeña y recoleta plaza: la Plaza de la Catedral. Por un lado, el tempo ocupa todo el lado norte de la plaza, mientras en el lado contrario contemplamos una plaza porticada con sus robustas columnas de piedra.

Plaza de la Catedral. Foto: J.A. Padilla

Desde la plaza se abren varias calles típicas de los pueblos de esta comarca. Calles con gran animación y ambiente, donde la prisa deja de ser una prioridad. Jaca marca su propio ritmo: el de sus conciudadanos.

Ayuntamiento. Foto: J.A. Padilla

La calle más animosa, más animada y la que mejor representa a la ciudad es, como no, la calle Mayor, donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento, uno de los ejemplos más interesantes del plateresco aragonés. El edificio fue construido en dos fases durante los siglos XV y XVI. En su fachada destaca la gran portada de estilo plateresco, mientras en la segunda planta se disponen cinco ventanas arquitrabadas con frontones que contienen las barras de Aragón. La puerta principal está flanqueada por dos llamativas ventanas cubiertas con rejas de hierro forjado. En el interior del patio renacentista se expone la campana de la cercana Torre del Reloj.

Precisamente la Torre del Reloj la encontramos muy cercana al Ayuntamiento. De estilo gótico, fue construida en el año 1445 como parte de una residencia particular sobre el solar en el que estuvo ubicado el palacio del rey aragonés, el cual fue destruido por el fuego en 1395, quedando solo la torre. Durante un tiempo sirvió como prisión y posteriormente se utilizó como Torre del Merino, que era el representante del rey en la ciudad y el encargado de administrar sus bienes en la ciudad y recaudar los impuestos.. En 1599, el Concejo adquirió la torre para instalar un reloj-campanario que marcara las horas y dejar de depender del reloj de la catedral. Hoy este reloj se expone en el Ayuntamiento.

Foto: J.A. Padilla

Junto a la entrada de la torre se una escultura fundida en bronce, con pedestal de piedra. Representa al rey Ramito I, Primer Rey de Aragón, que reinó entre 1035 y 1069 y quien estableció en Jaca su capital. En su cabeza se ciñe la corona distintiva de su condición. La escultura se instaló en 1973.

Entra a la Ciudadela. Foto: J.A. Padilla

Desde aquí nos dirigimos a uno de los monumentos jacetanos más importante, tal vez después de la catedral: la Ciudadela. Esta es  una fortificación de planta pentagonal, construida a finales del siglo XVI. En perfecto estado, conserva todas y cada uno de sus elementos: foso, baluartes, polvorines, túneles, etc. y una imponente entrada a la que se accede mediante un puente levadizo.

Foro: J.A. Padilla

Fue Felipe II quien encargó su construcción al ingeniero italiano Tiburcio Spanochi con el fin de reforzar la frontera aragonesa con Francia. Esta es la razón por la que nos encontramos ante una fortificación de estilo italiano, con  muros más bajos y gruesos y taludes para cañones y otras bocas de fuego. El foso es seco, siguiendo el modelo diseñado por Leonardo da Vinci. La fortaleza tiene planta estrellada de cinco puntas y se conserva prácticamente intacta desde su construcción. En el interior, encontramos una gran plaza de armas también pentagonal, alrededor de la cual se articulan las dependencias de acuartelamiento y la capilla de la ciudadela que es la Iglesia de San Pedro, construida en el siglo XVIII.

Foto: J.A. Padilla

Pese a las intenciones del rey Felipe. el 21 de marzo de 1809 la fortificación fue  tomada por las tropas francesas tras la capitulación de la ciudad. Y allí permanecerían hasta que en el año 1814 los soldados españoles, al mando del General Espoz y Mina recuperaron el Castillo tras varios meses de asedio. Actualmente la ciudadela pertenece al Ministerio de Defensa, el cual se encarga de gestionar su conservación, restauración y funcionamiento. En su exterior se conserva en su totalidad el foso original, el cual cuenta con un recorrido de 1.060 m. y, como hemos dicho, nunca ha contenido agua. Actualmente, son los ciervos los que lo ocupan. Desde aquí, gracias a la hermosa zona verde que lo rodea, podemos admirar hermosas vista de las montañas que rodean la ciudad.

Calle Mayor. Foto: J.A. Padilla

Podemos comprobar lo que hemos visto mientras paseábamos por la ciudad. Que Jaca es una ciudad en la que se unen la modernidad con la tradición y la historia, rodeada de paisajes espectaculares.  Su proximidad a las estaciones invernales de Astún y Candanchú la convierten en la capital de la nieve y sus calles rebosan animación en cualquier época del año.