Almagro

La villa de Almagro nace poco después de la batalla de Las Navas de Tolosa, que tuvo lugar en 1212, y le fue otorgado fuero por fray Gonzalo Yáñez de Noboa, IX maestre de la Orden de Calatrava, que confirmó en 1222 el rey Fernando III el Santo. Capital del llamado Campo de Calatrava, el rey Alfonso X el Sabio convocó Cortes en ella en 1273.

Desde el principio, su plaza mayor se convirtió en el eje desde el que se desarrolló el resto de la villa. Si bien la antigua plaza medieval sufrió una notable transformación a lo largo del siglo XVI, coincidiendo con la llegada a Almagro de la familia de los  Fúcar, en flamenco Fugger,  banqueros súbditos del emperador Carlos V, a quienes se les había arrendado las minas de azogue de Almadén como privilegio por el apoyo económico de la banca familiar durante las guerras de Europa.

Gracias a esta familia, se levantaron nuevos edificios en la plaza y las galerías acristaladas se convirtieron en su señas de identidad, hasta convertirla en una plaza enormemente bella y, especialmente, única. Hoy, el acristalamiento de los dos lados laterales de la Plaza Mayor de Almagro se ha convertido en uno de los monumentos más importantes de España. Además, la restauración llevada a cabo en los años 60 del siglo pasado ha devuelto el esplendor que poseía en el siglo XVI.

La plaza tiene planta rectangular irregular, con sus 125 varas de largo por 44 de ancho o, lo que es lo mismo, 104 metros de largo por 37 metros de ancho.

Con las galerías acristaladas dotando a la plaza de gran amplitud, al fondo de la plaza se levanta el edificio del  Ayuntamiento, con su elegante fachada de piedra sillar, sus tres puertas y ventanas enrejadas en la planta baja y en la principal balcón corrido con cinco vanos adintelados, coronado el central por un gran escudo con las viejas armas de la ciudad. En el ángulo izquierdo del edificio destaca una pequeña torre aterrazada en la que se encuentra un reloj de forja y de la que sobresale una singular estructura metálica, también de forja, que sostiene la campana, que data 1798 y que proviene del antiguo convento de Santa Catalina, de frailes franciscanos. Junto al edificio consistorial se aprecia una mansión solariega, de balcones asimétricos y  balcón corrido en ángulo  sobre columnas de piedra. En su dintel aparecen las armas de la familia Arce. Al otro lado del Ayuntamiento se levanta la iglesia del convento de San Agustín.

Pero la principal maravilla de la Plaza Mayor de Almagro son el conjunto de viviendas  que se disponen sobre soportales en dos alturas, sostenidas por ochenta y cinco columnas de piedra de orden toscano, sobre las que descansan las gruesas zapatas y vigas de madera pintadas de almagre, una variedad del verde. Las viviendas constan de dos pisos con de galería acristalada, una característica única y singular de la arquitectura castellana. Estas galerías estuvieron inicialmente abiertas, eran de carácter público y se utilizaban para presenciar los espectáculos que tenían lugar en la plaza. Posteriormente, fueron cerradas. Durante la proclamación del rey Carlos IX, en 1788, las galerías de pintaron de azul turquesa para recuperar posteriormente su color actual, el original. Sobre las galerías, se levantan buhardillas encaladas, blancas chimeneas y algunas veletas de hierro.

Y dentro de esta singular plaza, encontramos otra joya singular: el  Corral de comedias de Almagro, único en España de sus características, ubicado en el antiguo mesón de la plaza, que era conocido popularmente como mesón o posada de las Comedias. Aunque se suele indicar en la puerta el año de su construcción, en realidad se desconoce la fecha exacta de ello, aunque por sus características parece corresponder a los últimos años del siglo XVI o primeros del XVII. Su interior tiene vigas y zapatas pintadas de llamativo color almagre que destaca sobre la cal. Cada mes de julio, en este corral se celebra el Festival Internacional de Teatro Clásico.