Santa Bárbara

Foto: J.A. Padilla

Hay iglesias que atrapan nuestra atención cuando estamos frente a ella por la magnificencia de su portada, su exterior o por su entorno. Una de ellas es, sin duda alguna la iglesia de Santa Bárbara, también llamada Iglesia de las Salesas Reales.

Foto: J.A. Padilla

Frente a ella se levanta una hermosa lonja rodeada por una verja de hierro, con su fachada de piedra berroqueña apoyada en ocho pilastras con dos torrecillas que se levantan a ambos lados. En ella está representada Santa Bárbara, y se aprecia un frontón con una gran cruz de piedra flanqueada a los lados por dos ángeles de rodillas en actitud de adoración. Sobre la puerta central se ve un gran medallón representando la Visitación de Nuestra Señora en mármol blanco de Carrara, obra de Giovanni Domingo Olivieri. Para la ejecución de la iglesia se solicitaron diseños a Juan Bautista Sachetti, arquitecto del Palacio Real, aunque finalmente se prefirieron los del francés Carlier, muy modificados por Francisco Moradillo, quien se hizo cargo de la dirección de la obra.

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Y si el exterior nos impresiona, el interior nos emociona. Nos encontramos una impresionante nave en forma de cruz. El pavimento es de jaspe de diferentes colores formando dibujos geométricos, al igual que la sacristía; para subir al presbiterio existen tres gradas de jaspe amarillo y otras tres para llegar al altar mayor.

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El retablo que preside la iglesia impresiona por su riqueza artística. Enmarcado por seis columnas jaspeadas de verde se encuentra un lienzo de veinte representando a la Visitación de Nuestra Señora coronado por las armas reales, de bronce y pintado en Nápoles  por Francisco de Mura. Llama la atención, a la izquierda del altar, la tribuna real desde donde los reyes asistían a misa.

Foto: J.A. Padilla

Al lado de las columnas existen las estatuas en mármol blanco de San Fernando y Santa Bárbara, mientras, en la parte superior del retablo y en su parte central se encuentra una escultura de San Francisco de Sales de rodillas rodeado de nubes y cabezas de ángeles y sobre ellos el símbolo de la Trinidad. En lo alto de las columnas se encuentran dos estatuas de mármol representando la Religión y  la Caridad. Todas estas esculturas del retablo son obra también de Olivieri.

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Existen cuatro altares laterales, dos en el crucero y otros dos en la nave, también adornados con dos  columnas de mármol de color verde. Cada uno de ellos contiene un lienzo. El del crucero del lado de la sacristía representa a San Fernando recibiendo las llaves de Sevilla, pintado por Charles Joseph Flipart, pintor de cámara del rey. A los lados de la pintura se encuentran San Antonio de Padua y la Virgen Milagrosa.

Foto: J.A. Padilla

En el lado opuesto, en el altar del Santísimo, encontramos un retablo del siglo XVII que contiene un lienzo representando a San Francisco de Sales y Santa Juana Fremiot adorando al Sagrado Corazón de Jesús, cuyo autor es el pintor italiano Corrado Giaquinto.

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Otro retablo contiene un lienzo representando a las dos Trinidades, del pintor italiano Francesco Cignaroli, del siglo XVIII.

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En otro retablo se representa a San Francisco Javier y Santa Bárbara adorando al Niño Jesús, obra de Francisco de Mura. Todos los lienzos están enmarcados en mármol blanco dorado al fuego.

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En la iglesia existen, como elementos más importantes, los sepulcros del rey Fernando VI, su esposa, Bárbara de Braganza; y el tercero, que corre4sponde al general Leopoldo O’Donnell y Joris. El sepulcro de Fernando VI se encuentra a la derecha del crucero formando ángulo recto con el Altar del Santísimo. Este sepulcro fue mandado construir por Carlos III con diseño de Francisco Sabatini. La urna que contienen sus restos apoya en dos leones de bronce. A ambos lados del pedestal están representadas las figuras de la Justicia y de la Abundancia y sobre la urna la figura del Tiempo sosteniendo un retrato del Rey y bajo este dos angelitos llorando y dos esferas del mundo con una corona real. Todas estas esculturas fueron  realizadas por Francisco Gutiérrez. El sepulcro de la reina Bárbara de Braganza se encuentra al otro lado del muro donde se encuentra el del rey. Es mucho más sencillo que el anterior y la urna está situada  sobre un gran pedestal. Sobre este pedestal y a ambos lados del mismo se encuentran  dos angelitos llorando y sobre la urna un almohadón sobre el cual hay una calavera con una tibia y un cetro bajo una corona. Sobre todo el conjunto dos angelitos sosteniendo el retrato de la Reina, todo ello obra de Juan León.

Foto: J.A. Padilla

El tercer sepulcro y el más moderno, situado en el lado contrario al de Fernando VI, es el del general Leopoldo O’Donnell, quien fue trasladado aquí desde la Basílica de Atocha. Este sepulcro  fue esculpido por Jerónimo Suñol en Roma y realizado en mármol, y representa al general en postura yacente.

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Las cuatro pechinas de la cúpula lucen frescos representando a los cuatro Evangelistas y el resto de las bóvedas pasajes de la vida de San Francisco de Sales y de la Virgen María pintados por Luis González Velázquez.

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Otro elemento importante es el púlpito, todo él de mármol adornado con ángeles e incensarios, en un conjunto de una gran belleza.

Foto: J.A. Padilla

Y, justo al lado de la salida encontramos un curioso elemento en la iglesia. Se trata de una pequeña gruta, una oquedad en la pared que, en representa al lugar donde fue encontrada la virgen de Lourdes en 1858. Y una reproducción de la misma preside la curiosa oquedad.

Foto: J.A. Padilla

No terminamos esta visita sin contemplar el llamado Cristo del Amparo, talla del siglo XIX. Un elemento más de esta extraordinaria iglesia.