El Toboso

Foto: J.A. Padilla

Estamos de nuevo en la ruta cervantina. Pero no en un pueblo más de ella, sino en lo que podríamos llamar el pueblo por excelencia de la ruta. Y lo es porque si bien Miguel de Cervantes se cuidó mucho de mencionar la patria de Don Quijote y de jugar después al despiste con otras localidades manchegas, en el caso de El Toboso lo menciona a lo largo del libro. Había una razón importante: su amada platónica era Dulcinea, Dulcinea del Toboso.

El hidalgo caballero no visitó a lo largo de su largo periplo esta villa, aunque sí su escudero, Sancho Panza. Se perdió conocer un bonito pueblo que sorprende a todo a quien lo visita atraído por ser la patria de Dulcinea. Sin embargo, El Toboso es un típico pueblo manchego que posee un patrimonio histórico artístico digno de visitarse.

Foto: J.A. Padilla

Aquí se encuentra, para empezar, la Casa de Dulcinea a la que podemos llegar siguiendo el camino señalado con inscripciones de la novela que nos llevan directamente a la Casa-museo de Dulcinea, al Museo Cervantino o al Museo del Humor Gráfico. 

Casa de Dulcinea. Foto: J.A. Padilla

Pero además la localidad reúne muchos otros rincones de interés, como el Convento de las Trinitarias, de estilo herreriano y con patios e iglesia barroca, en el que se encuentra en su museo una importante colección de pinturas e imaginería del siglo XVII.  Por otro lado, la iglesia parroquial destaca por sus portadas renacentistas y la bóveda de crucería gótica.

Iglesia de San Antonio Abad. Foto: J.A. Padilla

El Toboso posee varias rutas turísticas: la Ruta patrimonial, que nos conduce desde el Monasterio de Trinitarias hasta la casa de Dulcinea, encontrando a lo largo de su recorrido la Casa de los Mergelinas, la Iglesia de San Antonio Abad  y el Museo Cervantino. La Ruta de los pozos, cuya visita incluye los ocho pozos que existen en la actualidad, y que se utilizaban para recoger el agua y que se utilizaban durante los siglos XVI y XVII.

Por último, la Ruta literaria, que nos conduce a través de las inscripciones existentes en las fachadas de muchas calles conteniendo frases de El Quijote. Nos lleva desde de la torre de la iglesia hasta la histórica casa de Ana Martínez Zarco, en quien dicen se inspiró el autor para elaborar su personaje de Dulcinea.

Plaza Mayor. Foto: J.A. Padilla

La iglesia parroquial se encuentra en la Plaza Mayor,  plaza típicamente manchega, en la que se encuentra la mencionada Iglesia de San Antonio Abad, el edificio del Ayuntamiento y varias casas nobles tal y como acreditan los escudos familiares en piedra grabados en sus fachadas. Y presidiendo todo el conjunto la escultura de Dulcinea de El Toboso.

Convento de las Clarisas. Foto: J.A. Padilla

En nuestro camino hacia la casa de Dulcinea, encontramos un recoleto callejón que nos conduce a la Glorieta García Sanchíz, un bello rincón presidido por la estatua de este filósofo. Al otro lado de la plaza se encuentra la fachada del convento de las Clarisas, donde podemos comprar alguno de los dulces típicos de El Toboso: los Caprichos de Dulcinea.

Llegamos al Palacio de Dulcinea, una casa de labranza, que perteneció a la familia de Ana Zarco Morales y Villaseñor, de quien se dice estaba enamorado Cervantes y fue la inspiración de Dulcinea, o la Dulce Ana. Fuera de la simbología del lugar, nos encontramos con una típica casa de labranza donde se conserva las herramientas propias de la misma.

Monasterio de Ntra. Sra. de las Angustias. Foto: J.A. Padilla

Al fundarse la población de El Toboso en 1278, la Orden de Caballería de Santiago de la Espada levantó un antiguo edificio religioso, la cual sirvió de primera iglesia sobre la cual se erigió la primitiva parroquia de El Toboso bajo la advocación de Nuestra Señora de las Angustias. Posteriormente, a lo largo de los siglos XIV y XV, la orden decidió sustituir esta primitiva iglesia para levantar la actual iglesia parroquial a partir de 1511, la cual fue dedicada a la advocación de San Antonio Abad. El 3 de mayo de 1993 la iglesia sufrió un incendio mientras se realizaban labores de reparación de la techumbre, lo que obligó a su total restauración que acabó el 26 de julio de 1996. La planta de esta iglesia es cuadrada con tres naves iguales, y las bóvedas son tardo-góticas isabelinas. Se apoya en grandes columnas cilíndricas. En las columnas de la nave central se pueden ver distintos medallones con los símbolos de la Orden de Santiago. En el siglo XVI se añaden en la cabecera otras dos bóvedas y una cúpula, con intención de ampliar la planta del templo. En los laterales hay varias capillas; en la de los Hierros se conserva una imagen de San Agustín cuya cabeza, de madera policromada, pertenece a la escuela castellana del siglo XVI. La torre es del mismo siglo y consta de tres cuerpos: el primero de estilo plateresco, en cuyo interior se sitúa el baptisterio, y los dos cuerpos superiores son de estilo herreriano.

El Monasterio de las Trinitarias fue fundado por Ángela María de la Concepción, monja trinitaria de Medina del Campo, en 1680 El monasterio es de estilo herreriano, de planta rectangular con dos alturas y con dos torres en la fachada principal, en la que se observan dos escudos de piedra. En la otra fachada está la puerta de acceso a la iglesia En su interior alberga un museo con piezas de ofrebrería, ornamentos y lienzos y tallas del siglo XVII. Este monumental edificio es una verdadera joya artística y ocupa una superficie de 9000 metros cuadrados con 100 metros de fachada. Sus torreones, su apreciada desnudez en la decoración y el estilo que lo envuelve hacen recordar el monasterio escurialense, por lo que se conoce a este monasterio como “el Escorial de La Mancha”.

Foto: J.A. Padilla

Los orígenes del Monasterio de la Concepción de las Hermanas Clarisas se remontan hacia 1515, época en la que existió en El Toboso una casa de beatas a manera de eremitorio, que más tarde, en el año 1546, sería convertido y fundado como cenobio franciscano. La iglesia del convento se levantó hacia 1670 en la que destaca el porche principal, todo de sillería, con dos grandes columnas dóricas. Actualmente, todas las dependencias del convento son reconstrucción de las antiguas, incluyendo la iglesia, pues de la primitiva Iglesia del convento sólo se conserva el primer tramo de bóveda, de estilo barroco sencillo; el resto de la fábrica principal es modernista, resultado de la profunda reconstrucción llevada a cabo entre los años 1973 y 1976. Las monjas que lo habitan viven en régimen de clausura y se dedican a la elaboración artesanal de dulces. El monasterio se levanta en la plaza de García Sanchíz, en uno de los lugares más verdes y tranquilos de la villa.

Pozo. Foto: J.A. Padilla

La construcción de los pozos, aljibes y abrevaderos era de vital importancia en La Mancha debido al escaso régimen de lluvias. Los pozos solían tener un nombre para su ubicación, dependiendo este del lugar donde estuvieran ubicados.

El Toboso, patria de Dulcinea. Un pueblo soñado por Miguel de Cervantes. En él podemos revivir las aventuras del hidalgo caballero.

Monumento a Don Quijote y Dulcinea en la Plaza Mayor. Foto: J.A. Padilla