Las dos Fridas. Frida Kahlo

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Las dos Fridas es un cuadro al óleo de La pintora mexicana Frida Kahlo pintado en 1939 y que está expuesto en el Museo de Arte Moderno de México. Esta obra constituye un autorretrato doble de la artista en la cual se duplica su imagen a manera de espejo, y tomada de la mano; pero con diferente vestimenta. Ambas figuras se encuentran sentadas sobre un banco forrado de verde y en el fondo se observa un cielo grisáceo. El gesto de ambas figuras es inexpresivo, en contraste con el tormentoso fondo que representa la personalidad de la pintora.

La pintora crea esta obra cuando todavía estaba casada con el también pintor Diego Rivera, conocido militante del Partido Comunista de México. En el cuadro, Frida muestra sus dos personalidades: la soltera, que viste  un elegante vestido de encaje blanco estilo europeo; y la casada, con un vestido mexicano de colores, reivindicando su nacionalidad mexicana y amor por su marido. Del pecho de ambas sobresale el corazón y ambos están unidos por una arteria que transfunde la sangre de una a otra. Este intercambio de sangre, de corazón a corazón, es la fuerza vital  que las dos mujeres necesitan; en uno, para aceptar la soltería de una Frida y el otro, el apasionado pero atormentado matrimonio de la otra Frida. Esta sostiene en la mano  una imagen con el retrato de Diego siendo niño, que también conecta con el corazón. La arteria de la Frida soltera, sin embargo,  derrama sangre a causa de un corte con la tijera que sostiene en su mano, manchando el vestido blanco de sangre. Frida Kahlo representa en su cuadro la búsqueda del equilibrio necesario para sobrellevar su divorcio, el dolor físico que arrastrará toda su vida, debido a un accidente que tuvo a los dieciocho años, y el intenso dolor de una maternidad frustrada. Frida, en efecto vivió una vida atormentada. Cuando era niña, luchó contra un caso grave de polio que hizo que su pierna derecha fuera más delgada que la izquierda, lo cual ocultaba con faldas largas. Más tarde, con 18 años, Frida sufrió un grave accidente cuando el autobús en el que ella viajaba fue arrollado por un tranvía. Su columna vertebral quedó fracturada en tres partes, sufriendo además fracturas en dos costillas, en la clavícula y tres en el hueso pélvico. Su pierna derecha se fracturó en once partes, su pie derecho se dislocó, su hombro izquierdo se descoyuntó y, en general, su cuerpo quedó destrozado y sufrió al menos 32 operaciones quirúrgicas para paliar los efectos del accidente. De su larga convalecencia surgió su afición por la pintura como forma de mostrar toda su amargura.

Y esta angustia la pone de manifiesto en sus dos autorretratos. En ellos expresa el profundo dolor provocado por un matrimonio que le dejó el corazón maltrecho y roto por su marido y dejándola  en un mundo lleno de sufrimiento que ella intenta cortar con las tijeras inútilmente, dejando  su vestido blanco manchado por la sangre que cae de la vena que está conectada con el corazón roto, algo que en aquella época suponía una desgracia para la mujer. La Frida casada muestra un retrato de su esposo, en un momento en el que se sentía fuerte y enamorada, Ambas  Fridas están unidas a través de una vena que se conecta a sus corazones, lo que significa la relación entre el presente y el pasado.

En la sociedad de su tiempo, donde la supremacía de lo masculino constituía el sentido común, la mujer jugaba un papel que claramente la supeditaba al varón. Frida, a pesar de estar casada y de demostrar el gran amor que sentía hacia su marido, se mostró autosuficiente y fuerte. Frida Kahlo fue de las primeras pintoras que expresó en su obra la identidad femenina, rechazando la imagen de lo femenino que se transmitía desde el tradicional mundo masculino, lo que la convirtió en un símbolo del feminismo.