Puebla de Sanabria

Foto: J.A. Padilla

En el camino de Castilla a Galicia, y de Castilla a Portugal, encontramos Puebla de Sanabria, antiguamente un sitio de paso y parada entre ambas regiones y hoy situada junto a la autovía. Esta ubicación convirtió a la antigua Senapria en un enclave de gran importancia estratégica. Hoy, la villa de Puebla de Sanabria conserva un casco histórico medieval excelentemente conservado. Declarada Conjunto Histórico Artístico y recientemente incluida en la lista e los “Pueblos más bonitos de España”. Y méritos no le faltan para ello.

Ta y como vemos en la distancia, y comprobaremos a nuestra llegada, el casco antiguo de la villa se asienta sobre un cerro situado  en la confluencia de los ríos Tera y Castro. Su enclave tiene un carácter defensivo, y su muralla así lo atestigua. Desde Luego, mientras paseamos por sus calles, empinadas calles, comprobaremos la verdadera importancia de la villa, con sus casas blasonadas y el estilo de las casas y su arquitectura tradicional de piedra y madera, con los tejados de pizarra. Con su castillo en lo más alto del promontorio, un castillo señorial que demuestra la importancia militar y política en la época antigua.

Foto: J.A. Padilla

Una vez contemplada su magnífica silueta que se observa desde la orilla derecha de las caudalosas y tranquilas aguas del río Tera, donde podemos hacer las típicas fotos de la villa asomada al río, tomamos el puente y, girando a la izquierda, subimos la cuesta que nos lleva a centro mismo de Puebla de Sanabria. Si queremos hacerlo a pie, podemos subir por una empinadísima escalinata que une el puente con la muralla, muy cerca del castillo, pero eso es un ejercicio que no recomendamos porque no conviene cansarnos más de lo necesario. Tiempo tendremos para hacerlo. No obstante, es una idea.

Fuente del Pilón. Foto: J.A. Padilla

Si lo hacemos en coche, al final de la cuesta nos saluda la Fuente del Pilón,  situada en la Plaza del Arrabal, el centro mismo de la villa y el inicio de nuestra visita al casco histórico. Desde esta plaza se inicia la empinada calle La Rúa que nos conduce directamente a la Plaza Mayor y el castillo. En la plaza tomaremos el aire preciso para subir la cuesta y aprovecharemos para visitar las tiendas de souvenirs y productos típicos de la región.

Plaza del Arrabal. Foto: J.A. Padilla

Subamos pues la calle La Rúa. En ella vamos encontrando las típicas casas sanabresas antes mencionadas de piedra y madera, algunas de ellas mostrando el blasón de sus dueños. Al final de la cuesta se divisa la torre de la iglesia de Nuestra Señora del Azogue, que marca el final de la misma. Y hasta aquí llegaremos, ya en plena Plaza Mayor.

Calle de la Rúa. Foto: J.A. Padilla

La plaza está presidida por la Casa Consistorial, situada frente a la iglesia,  construida en el siglo XV, durante la época de los Reyes Católicos. Po ello, se aprecia el estilo isabelino, con sus dos plantas porticadas con bonitos arcos de medio punto. A los lados tiene dos torreones con tejados puntiagudos cubiertos con pizarras, típicos de Sanabria.

Casa Consistorial. Foto: J.A. Padilla

Algo que nos sorprende a primera vista y que luego se nos ha explicado. La fachada principal está parcialmente tapada por una enorme terraza perteneciente a un conocido restaurante, algo que impacta a primera vista. Después, hemos sabido que hasta hace poco los coches subían hasta la plaza y aparcaban en la misma. Tras hacer peatonal la calle se ha evitado el tráfico y el aparcamiento. Y se ha sustituido por la terraza, algo mucho menos contaminante y ruidoso. Pero la mejor alternativa no ha sido la terraza. Intentamos evitar su presencia en las fotos. Y seguimos nuestro camino.

Casa Consistorial e Iglesia. Foto: J.A. Padilla

En la misma Plaza Mayor, frente al ayuntamiento, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Azogue. Como es de suponer, La Virgen del Azogue es la patrona de Puebla de Sanabria. El nombre de  Azogue proviene del árabe cuyo significado era mercado, que era el uso antiguo de la plaza.

Nuestra Sra. del Azogue. Foto: J.A. Padilla

La iglesia fue construida a finales del siglo XII y aunque ha sufrido importantes transformaciones en los siglos XVI, XVII y XVIII, aún se aprecian restos del románico, como la fachada principal, los muros de la nave central, sus dos portadas y la base de la torre.

Foto: J.A. Padilla

La puerta meridional, que es la que se encuentra frente al ayuntamiento, está situada bajo un porche. La puerta, principal está orientada hacia la plaza. En esta puerta nos llaman la atención cuatro figuras humanas ataviadas con trajes de la época, dos varones con escrituras en sus manos y una pareja con vestimenta del siglo XI que han sido identificados como Adán y Eva. En el interior de la iglesia se aprecia su estilo gótico. La nave tiene un enorme crucero y está cubierto por bóvedas de crucería estrelladas. Destaca una pila Bautismal románica en granito, que tiene figuras talladas, y un órgano en el coro de 1780. En el exterior del templo destaca la Torre del Campanario con un gran reloj de estilo barroco.

Ermita de San Cayetano. Foto: J.A. Padilla

Adosada a la iglesia de Nuestra Señora del Azogue se encuentra la coqueta Ermita de San Cayetano, de estilo barroco y construida en el siglo XVIII por la familia Ossorio, cuyo escudo se encuentra en la fachada.

Castillo. Foto: J.A. Padilla

Situado tras la ermita, se encuentra el imponente Castillo de los Condes de Benavente, que marca el punto más alto de la villa, en lo más alto del promontorio que veíamos a nuestra llegada,  a 960 m de altitud, lo que lo convertía en una plaza inexpugnable.

Torre del Homenaje. Foto: J.A. Padilla

Está construido en sillería de granito tiene planta regular. En el centro se encuentra el elemento principal del castillo, su Torre del Homenaje, llamada popularmente “El Macho”. A la Torre se llega a través de un puente voladizo y desde él se observan el paisaje del valle del río Tera.

Barca de piedra. Foto: J.A. Padilla

El castillo ha sido utilizado como cárcel municipal y hasta almacén de paja o gallinero. Desde la década de los años 90 del siglo XX, el castillo tiene un uso cultural al instalarse en él la Biblioteca, la Sala de Exposiciones y el Salón de Actos. Actualmente, la Torre de Homenaje alberga el Centro de Interpretación de las Fortificaciones. Junto a la puerta principal del castillo observaremos un curioso objeto que da origen a la leyenda de la formación de la villa. Se trata de una barca de piedra que, según la tradición, transportó a Cristo y a sus benefactoras durante la inundación que dio origen al lago de Sanabria. La barca se posó en el punto más alto, aquí mismo, y desde aquí se inició todo lo demás.

Calle de la Rúa. Foto: J.A. Padilla

Una vez visitado el castillo, nos interesamos en recorrer las calles y rincones de Puebla de Sanabria. Un recorrido más cómodo porque lo haremos cuesta abajo.

Foto: J.A. Padilla

La mayor parte de las calles de Puebla de Sanabria tienen el pavimento empedrado, con las casonas típicas de la villa, con sus balcones repletos de flores y sus tejados de pizarra, sus gruesos muros de piedra de granito. Veremos  las casas blasonadas de las familias más importantes de la villa: los Losada, los Ossorio, los Aguilares con los escudos y blasones en las fachadas que identifican su origen.

Muralla. Foto: J.A. Padilla

Además, Puebla de Sanabria conserva aún buena parte de las murallas medievales de los siglos XII y XIII que lo protegían. La muralla se construyó a la vez que el Castillo, con una anchura de metro y medio y  con varios cubos y torres cuadradas para su defensa, de los que no queda ninguno. Tampoco quedan restos de ninguna de las dos puertas con las que contaba el recinto.

Foto: J.A. Padilla

Llegaremos a la parte baja de la villa o, por mejor decir, a la parte llana del promontorio, la calle Arrabal, donde se encuentran un gran número de restaurantes y tiendas de productos de la región. Y una pequeña sorpresa que casi pasa desapercibida: la Iglesia de San Pedro, una pequeña iglesia de piedra de una sola nave.

Calle Arrabal e iglesia de San Pedro. Foto: J.A. Padilla

El final de nuestra visita puede coincidir con el principio, con la orilla del río Tera que ya vimos al principio. Tras el cansancio de subir y bajar cuestas merece la pena llegar hasta este lugar que parece mágico. Un paseo fluvial junto al tranquilo río Tera y un descanso en la playa de hierba. Podemos esperar allí la caída del sol mientras aprovechamos las bondades culinarias del chiringuito que allí se encuentra. Todo lo vivido ha merecido la pena.

Playa fluvial. Foto: J.A. Padilla

O, si tenemos tiempo, podemos aprovechar para visitar el Parque Natural del Lago de Sanabria, situado a poco más de dieciséis kilómetros de la villa, donde se encuentra el lago de origen glaciar más grande de la Península Ibérica y uno de los más grandes de Europa.

Vista general del Lago de Sanabria. Foto: JA. Padilla