Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa. Van Eyck

MUSEO VIRTUAL – PASAJERO 56

RETRATO DE GIOVANNI ARNOLFINI Y SU ESPOSA. Van Eyck. National Gallery. Londres

Nos encontramos con otro cuadro que contiene muchos matices y simbolismo.  El Retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa es un cuadro del pintor flamenco Jan van Eyck; fechado en 1434, que representa a Giovanni Arnolfini y a su esposa Giovanna Cenami, que vivieron en la corresponde a la ceremonia de matrimonio entre  ambos, celebrado en secreto y con el propio Van Eyck como testigo. Se da la circunstancia que este cuadro desapareció misteriosamente del Palacio Real de Madrid en 1842, durante el reinado de Isabel II. La pareja aparece de pie, en su alcoba; el esposo bendice a su mujer y  esta le  ofrece su mano derecha mientras apoya la izquierda en su vientre.  Giovanni de Arrigo Arnolfini fue rico comerciante que desempeñó cargos de importancia en la corte de los Países Bajos. Su esposa, Giovanna Cenami, procedía de una acaudalada familia italiana que vivía en París. Su matrimonio se había concertado con sumo cuidado, pero por desgracia no resultó como se esperaba, ya que no tuvieron hijos y, años después, Arnolfini fue llevado a los tribunales por una amante despechada que buscaba compensación. El cuadro nos transporta, sin embargo, al momento mismo de la ceremonia de matrimonio, como decimos antes, resultando una alegoría del matrimonio y de la maternidad.  Y, en base a ello, existen multitud de detalles que, aparentemente, carecen de importancia, pero que dan una nueva dimensión al cuadro.  Examinémoslos.

La composición del cuadro se adapta a la sociedad del momento, en el siglo XV. Él marido sostiene la mano de su esposa como demostración de autoridad, mientras el jura o bendice y  ella baja la cabeza en actitud sumisa y posa su mano izquierda en su abultado vientre, señal inequívoca de su embarazo, a pesar de que este no es real sino el símbolo del fruto final del matrimonio. Por este motivo, eras frecuente que las novias fingirán estar embarazadas.

Detalle

Pero, además, podemos observar una serie de objetos y elementos que constituyen símbolos de esa unión. A la izquierda del cuadro, semiocultas, vemos varias naranjas, todo un lujo en el norte de Europa que demuestra el poder económico de la pareja. La cama, vestida de rojo,  simboliza la pasión además contrastar con el color verde de la novia. Este mueble acostumbraba a colocarse en aquella época en el salón donde se recibían las visitas y se  usaba para sentarse.

Vemos a los novios descalzos, a pesar de que hay unos zuecos en el suelo junto a  él y otros, de color rojo, debajo de la cama, junto a ella. Representan el vínculo con el suelo sagrado del hogar y la celebración una ceremonia religiosa. La posición de los zapatos también relevante: los de ella, junto a la cama, simboliza que serás la encargada del hogar, mientras que los de su marido demuestra que será el encargado de trabajar y llevar la riqueza a casa. Pisar el suelo descalzo se decía que aseguraba la fertilidad. Giovanna lleva un elegante vestido verde que es el color de la fertilidad. No está embarazada pero simboliza la fertilidad, aunque el matrimonio no tuvo hijos.

La lámpara sólo tiene una vela, que simboliza la llama del amor, y por ello era costumbre flamenca encender una vela el primer día de la boda. Pero también simboliza la presencia de Cristo.

El espejo muestra 10 de las 14 estaciones del Vía Crucis y demuestra el carácter cristiano y espiritual de la ceremonia y recuerda el sacrificio que tienen que soportar los esposos. El espejo es una especie de ojo que muestra la ceremonia. El sacerdote y el testigo aparecen reflejados en el espejo, junto a la pareja, además de un clérigo y el propio pintor, que actúa como testigo, y que, con su firma encima del espejo, testifica la celebración del matrimonio: Johannes de Eyck fuit hic 1434 (Jan van Eyck estuvo aquí en 1434. El cuadro es, por tanto, un auténtico documento matrimonial.

Resulta curioso que la ceremonia se celebre en una casa y no en una iglesia. Pero en aquella época, una ceremonia privada se podía hacer en una casa, incluso aunque se celebrase sin sacerdote, siempre que hubiera un documento que lo atestiguara y testigos que diesen fe de ello. El cuadro cumple precisamente estas condiciones. Cuando Van Eyck pinta este cuadro en el año 1434 Constanza, había muerto un año antes, por lo que se trata de un retrato póstumo o alguna especie de homenaje de Arnolfini  a su mujer, que se dice que podría haber muerto dando a luz.

https://marcopolito56.wordpress.com/pintura/museos/mueo-virtual/