Santa Teresa y San José

Foto: J.A. Padilla

En plena Plaza de España se encuentra una iglesia singular, con forma más de castillo que de templo. No es esta la única singularidad de la iglesia. Su cúpula, visible a distancia, llama la atención por su forma y policromía, más típica de un estilo bizantino que de una iglesia católica. Es la Iglesia de Santa Teresa y San José, también conocida como Templo Nacional de Santa Teresa de Jesús y Convento de los Padres Carmelitas Descalzos. Más adelante, en 1836, con la desamortización de Mendizábal tuvieron que abandonar el convento hasta su regreso a Madrid en 1876.

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La fecha del centenario del nacimiento de Santa Teresa fue también la fecha del inicio de las obras de la iglesia, el 28 de marzo de 1816, siendo concluida en 1928. Su construcción fue por suscripción popular, encabezada por el propio rey Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia. El proyecto del edificio es obra  del arquitecto Jesús Carrasco-Muñoz, y está inspirado en la obra de Santa Teresa de Jesús: en «El Castillo Interior» o «Las Moradas», de ahí el aspecto de fortaleza medieval que presenta el edificio, una mezcla de estilos medievales y modernistas. Está toda ella construida en hormigón armado. monja carmelita descalza, escrita en 1577 como guía para el desarrollo espiritual a través del servicio y la oración. Inspirada en su visión del alma como un diamante con forma de castillo, dividido en siete mansiones, la obra se concibe como el progreso de la fe en siete etapas, que concluye con la unión con Dios.

Foto J.A. Padilla

El exterior de la iglesia recuerda una torre baluarte almenada, en la que el cuerpo central es de mayor altura que los laterales. Se abren accesos en arco de medio punto rebajados y, sobre ellos, la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de los carmelitas.

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Exteriormente, aunque hay que estar alejado del templo, sobresale la impresionante cúpula decorada con azulejos azules, rojos, amarillos y naranjas, imitando el estilo bizantino. La cúpula, especialmente visible desde el cercano Palacio Real, refleja los colores del sol, especialmente a la caída del mismo, formando un hermoso caleidoscopio de colores. Es obra del ceramista Daniel Zuloaga y se eleva hasta 35 metros del suelo y está rematada por la Corona Real.

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Interiormente, el templo, de grandes dimensiones, tiene planta de cruz latina con tres naves: la central y dos laterales con tribunas. El Crucero presenta una gran altura con cúpula con linterna. Toda ella de blanco impoluto, destaca al fondo el rojo retablo del altar mayor, obra de Félix Granda.

Foto: J.A. Padilla

En el centro se observa la imagen de Santa Teresa, de 4,5 metros de altura. En la parte superior existe un calvario. El retablo está decorado con figuras del Carmelo femenino y esculturas de santos.

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Bajo Santa Teresa se encuentra una talla de San Juan de la Cruz sosteniendo una cruz de madera. La presencia de ambos en el altar mayor se justifica porque ambos santos realizaron la reforma de la orden Carmelita necesaria para recuperar los valores tradicionales de la orden.

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En el centro del crucero se eleva la impresionante cúpula exteriormente decorada con los azulejos, aunque aquí presenta un espectacular color blanco. En su parte más alta está decorada con el escudo de España.

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En el lado de la Epístola, a la derecha, se encuentra el óleo  «Apoteosis de Santa Teresa», de grandes dimensiones, obra de Francisco Cossío en el siglo XX.

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Frente a él, a la izquierda y en el lado del Evangelio, se encuentra la «Apoteosis de la Orden», óleo sobre lienzo de las mismas características y autoría que el anterior.

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Se trata de un templo de gran luninosisda, cuya luz la proporcionan las vidrieras de colores realizadas por Casa Maumejean en el siglo XX.

Foto: J.A. Padilla

Junto a la entrada del templo, en el lado de la Epístola, situada a la derecha de la entrada, se encuentra la capilla del Calvario, una impresionante talla de Cristo crucificado, realizado por los Talleres de Olot. Está franqueado por las tallas de la Virgen y San Juan, obras de Jenaro Lázaro Gumiel, del siglo XX.

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También junto a la entrada, pero en el lado del Evangelio, se encuentra la capilla decorada con pinturas de la Aparición de la Virgen de Lourdes a Santa Benardette, obra del artista valenciano Cabañas.

Foto: J.A. Padilla

 No cabe duda de que se trata de un templo singular, totalmente distinto a otros que podemos encontrar en Madrid.