Torero muerto. Eduard Manet

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Cuando Eduard Manet envió al Salón de 1864 un cuadro denominado Corrida de toros, las críticas fueron especialmente duras con él. Ello le obligó a dividir el lienzo en varios fragmentos, conservándose sólo dos en la actualidad, uno de ellos este Torero muerto, que hoy se expone en la Galería Nacional del Arte de Washington. El cuadro resultante resulta muy similar a la obra Soldado muerto, obra anónima del siglo XVII que en un principio fue atribuido a Velázquez, del que era un gran admirador Manet.

En este cuadro, llamado L‘Homme mort tiene unas medidas de 75,9 × 153,3 cm y el personaje se encuentra acostado sobre un fondo neutro, la arena del coso taurino, iluminado por un potente foco de luz que apenas crea sombra, creando un contraste de claroscuros muy propios del pintor francés. Se aprecia con gran detalle la vestimenta del torero que yace inerte, sin vida.   El torero muerto no luce alamares ni luces, sino que  muestra la esencia del torero y de la muerte, el blanco y negro de su traje de torear sin más color que la sangre que sale de su cuerpo y que forma su atributo, o tributo, , junto a la muleta caída.

Existe una anécdota en torno a este cuadro. Una de las más feroces críticas fue la de un escritor amigo de Manet, Duranty. Tan mal se toma su crítica que el pintor le retó a un duelo a espada en defensa de su honor. Como ninguno de los duelistas tenía conocimiento alguno del manejo del arma, el duelo se convirtió en algo tan grotesco e inútil que las espadas fueron lo único que resultó dañadas. Pero sirvió para que ambos decidieran  dar por nulo el duelo y acabar con un apretón de manos.