San José

Foto: J.A. Padilla

Una de las postales madrileñas más típicas es la que corresponde al cruce entre las calles Alcalá y el inicio de la Gran Vía con el edificio Metrópolis en primer pleno. En ella vemos, además, la curiosa fachada de color rosáceo que corresponde a la iglesia de San José, situada en la calle Alcalá, nº 43, y que destaca entre el resto de edificios que componen la estampa.

Foto: J.A. Padilla

La iglesia de San José fue construida en 1586 y fue el primer convento de las carmelitas que hubo en Madrid. Originalmente, la iglesia estaba dedicada a San José y San Hermenegildo y estaba adosada al convento. Como recuerda una placa, en esta iglesia fue ordenado sacerdote el insigne dramaturgo Lope de Vega.

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En el siglo XVIII fueron demolidos ambos y se encargó Pedro de Ribera la construcción de uno nuevo. En la iglesia destaca el gran arco de entrada y el remate de la fachada con el típico frontón triangular. Sobre el arco, el símbolo del Carmelo y sobre este la imagen de la Virgen del Carmen labrada por Robert Mitchel El convento se demolió en 1836. Manteniéndose hasta nuestros días la iglesia de Ribera. Durante las obras de la Gran Vía, se derribó la casa del cura, que estaba justo en la esquina izquierda. Justo ahí, el rey inauguró el comienzo de las obras de la Gran Vía en 1910 y también ahí se colocó el primer semáforo de Madrid.

Foto: J.A. Padilla

Cruzando el arco de entrada accedemos al nártex, el espacio de acceso a la iglesia, formado por unas bóvedas decoradas con frescos y las esculturas de San José y San Hermenegildo que, en un primer momento, Pedro de Ribera situó en la fachada.

Foto: J.A. Padilla

Tras acceder al interior del templo, observamos el estilo propio de José de Ribera: planta: de cruz latina, con una gran nave con crucero cubierto por gran cúpula sin tambor y sucesión de enormes capillas en los laterales.

Es un templo con escasa luminosidad, pero la suficiente para contemplar el hermoso Retablo Mayor. El original contenía un gran lienzo de San Hermenegildo, hoy en el Museo del Prado. El actual es de 1832, y contiene las esculturas de la Virgen del Carmen, de Robert Mitchel y la Apoteosis de S. Hermenegildo de la parte superior. En los muros laterales se encuentran los lienzos de «Adoración de los Reyes Magos» y «Disputa del Niño en el Templo» de José Pavía, de 1748.

Foto: J.A. Padilla

Sobre el crucero se levanta una espectacular bóveda de cañón con lunetos que proporciona al templo uno de los puntos de luminosidad. Todas las pinturas que contemplamos, tanto en las bóvedas, cupula y pechinas, pertenecen a González Velázquez.

Foto: J.A. Padilla

A la izquierda se encuentra la Capilla del Cristo del Desamparo, realizado en madera de cedro sin policromar, en el que se aprecian las gotas de sangre, esculpido por Alonso de Mena en 1631, padre de Pedro de Mena, el famoso escultor.

Foto: J.A. Padilla

En el lado izquierdo del crucero se levanta la hermosa Capilla de Sta. Teresa, una pequeña iglesia dentro del templo. Es de planta de cruz griega, cuyos brazos terminan en ábsides curvos. Se aprecian lienzos de González Velázquez representando a santas carmelitas conocidas. En el altar destaca el retablo central con la escultura de Sta. Teresa, de Salvador Carmona, del siglo XVIII, franqueada por San Elías y San Eliseo, fundadores de la orden carmelita. A los lados vemos dos pinturas de Pedro Rodríguez de Miranda: Santa Teresa como doctora y la Transverberación de Santa Teresa.

Foto: J.A. Padilla

A la derecha del crucero se abre la Capilla antigua del Santísimo, presidida por una magnifica talla del siglo XVIII de un Cristo crucificado perteneciente a la escuela madrileña.

Foto: J.A. Padilla

Al fondo de esta capilla, existe un retablo neogótico dedicado a Sta. Teresa, con los temas de «Santiago Matamoros», «Santa Teresa huyendo con su hermano a tierra de moros», «Sta. Teresa expulsando a la princesa de Éboli del convento carmelita en Pastrana» y la «Muerte de la santa».

Foto: J.A. Padilla

Vemos también la capilla de San José. Es de Salvador Carmona, del siglo XVIII y destaca por la policromía floral de la capa y traje de San José, así como la actitud cariñosa del Niño Jesús, que juega con las barbas de su padre.

A la salida del templo, junto a la puerta observamos una placa de mármol que habla de que en este lugar se celebró el matrimonio entre Simón Bolívar y su esposa María Teresa del Toso en 1802. Sin embargo, esto no es exacto, puesto que la boda tuvo lugar en la iglesia de San José, pero en la antigua, no en la actual.

Foto: J.A. Padilla