Pedro el Viejo

Situada en el corazón Madrid de los Austrias encontramos la iglesia de San Pedro el Viejo,  una de las iglesias más antiguas de Madrid, la cual aparece citada en el Fuero de 1202, si bien, como es de suponer, la iglesia actual  ha sufrido varias que han modificado su estructura original.

De toda su estructura exterior, a parte más antigua de la iglesia es la torre mudéjar, que data de mediados del siglo XIV.  Junto a este torre se su una portada renacentista que data de 1525.

En el interior destaca la cabecera nervada de la nave de la epístola, la Capilla de los Luján o del Perpetuo Socorro, del siglo XV.

Acaso su elemento más destacable de su interior es la talla de Jesús el Pobre, sacado en procesión cada jueves santo, y por el que existe una gran devoción entre los madrileños, junto con María Santísima del Dulce Nombre en su Soledad. En relación a Jesús el Pobre, se dice que se le llama así para distinguirlo de Jesús de Medinaceli.  También existe la teoría que el nombre puede deberse a que antiguamente un caballero de la orden de Calatrava donó una gran cantidad de dinero para alimentar a los pobres, como acredita una inscripción en el interior del templo.

Volvamos a la Torre mudéjar, la cual se mandó edificar para conmemorar la reconquista de Algeciras en 1344. La construcción, al estilo de los alminares andalusíes, corrió a cargo de los maestros alarifes musulmanes que vivían en el Madrid  cristiano. Esta torre, es un prisma de 30 metros de altura, con una planta cuadrada de algo más de 5 metros de lado. Está construida en granito, cemento y ladrillo. Tiene ventanillos arábigo-bizantinos únicos en Madrid.

Durante la guerra de la Independencia, los franceses saquearon y expoliaron la iglesia, llevándose todos sus objetos de valor y dejando el templo en estado de abandono. Su estado era tal que, a finales del siglo XIX, se pensó en derribar el edificio y levantarlo en la calle Carretas. Sin embargo, se descartó este plan y su contenido fue trasladado a la cercana iglesia de la Paloma, la cual pasó a llamarse San Pedro el Real, quedándose este con el nombre de Pedro el Viejo. Por si fuera poco, durante la guerra civil e templo fue nuevamente expoliado y solo se salvó el cuadro del altar mayor. El templo tiene planta basilical, con pequeñas naves laterales. La planta central se sustenta con bóvedas de cañón, mientras las laterales lo hacen con bóvedas de arista.

Existe, además, una cúpula elíptica, obra de Lorenzo Hernández de Medina.

La fachada que da a la plaza de San Pedro es de finales el siglo XVIII y está situada en el lado de la Epístola del templo. En la parte inferior de la torre, junto a ella, existe una portada renacentista cegada.

El retablo mayor es barroco, del siglo XVII y obra de Sebastián de Benavente en estilo barroco. Está formado por columnas salomónicas rematadas por un ático semicircular.  En el centro se encuentra el camarín de la Virgen de la Concepción, obra del siglo XIX. A su lado, dos pinturas de Vicente Carducho que representan a San Francisco de Asís y Santa Isabel de Hungría. Estas pinturas sustituyen a dos tallas de San Pedro y San Pablo, obras de Manuel Gutiérrez, destruidas en 1936.

En la parte superior, el ático, un cuadro de la Crucifixión de San Pedro, obra del siglo XVIII de Juan Bautista Caturnio, una copia exacta de otro similar, pintado por Guido Reni, que se encuentra en los Museos Vaticanos.

En otro retablo se encuentra la imagen de María Santísima de Dulce Nombre, obra de finales del siglo XX de Lourdes Hernández.

También encontramos un Crucificado, el llamado Cristo del Perdón, obra moderna de los talleres de Olot.

En otro retablo encontramos una imagen moderna de la Milagrosa. Junto a ella se encuentran dos tallas de Santa Lucía y Nicolás de Bari.

Junto a la puerta, encontramos un altar dedicado a la Virgen del Pilar.

Esta pequeña iglesia merece una visita, tanto por su historia como por su antigüedad. Su ubicación es privilegiada, en el corazón del viejo Magerit, al final de la calle del Nuncio y rodeada por las calles de Segovia, Costanilla de San Pedro y travesía del Nuncio. Sin olvidar su leyenda, según la cual, la construcción de esta iglesia se debió a Alfonso XI quien, muy enojado por la victoria de los infieles en una batalla entre niños cristianos y moros, ocurrida el día de San Pedro, ordenó que se destruyera esta parte de la morería y que en el sitio antes ocupado por una mezquita, se edificara un templo cristiano dedicado a San Pedro. La realidad, dice, no obstante, que fue mandada construir por Alfonso XI en el siglo XIV, en acción de gracias por su victoria sobre los infieles en Algeciras el 28 de marzo de 1344, Domingo de Ramos. No es, sin embargo, la única leyenda en torno a esta iglesia. En otra de ellas se cuenta que, antiguamente, dentro de ella se celebraban exorcismos realizados por el calabrés Genaro Andreini, a quien Francisco de Quevedo le sitúa en las primeras escenas de uno de sus Sueños, El alguacil endemoniado. El italiano se convirtió en uno de los exorcistas más famosos de Madrid a comienzos del siglo XVII tras venir a España de peregrino para visitar el sepulcro del apóstol Santiago en Galicia, pero antes permaneció un tiempo en Madrid donde alcanzo una gran popularidad gracias a los exorcismos que llevaba a cabo en San Pedro a personas, que venían de todos los incones de España, creyendo estar poseídos por Satán. Finalmente, la Inquisición puso punto final a todo ello y expulsó a Andreini.