Castro Urdiales

Puerto de Castro Urdiales. Foto: J.A. Padilla

La hermosa villa costera de Castro Urdiales se encuentra situada en la costa Cantábrica, en un enclave privilegiado, ya cerca con el límite entre Cantabria y el País Vasco. Fue fundada por los romanos como Flavióbriga, aunque los primeros vestigios de un asentamiento en esta zona datan del Paleolítico superior. Como lo prueba la presencia de pinturas rupestres en la cueva de la Peña del Cuco. Estamos en un pueblo con sabor marinero, pero que en las úlimas décadas se ha convertido en un enclave turístico. Y ello lo debe a que, entre otras cosas, Castro Urdiales ofrece al visitante una combinación de playas, monumentos, gastronomía y un bonito entorno por el que es muy agradable pasear. Estamos ante una ciudad abierta al mar con un rico patrimonio cultural y monumental.

Vista panorámica. Foto: J.A. Padilla

El centro histórico, conocido como Puebla Vieja, tiene origen medieval y se encuentra a orillas del mar. Fue declarado Conjunto Histórico Artístico  en el año 1978 y está formado por diversos monumentos, todos ellos de una gran riqueza arquitectónica.

Castillo. Foto: J.A. Padilla

Desde la parte baja de la ciudad ya nos sorprende en lo más alto el conjunto arquitectónico formado por su castillo y su iglesia. En lo primero no debería sorprendernos, porque son muchos los pueblos y ciudades de España coronados por un castillo. Pero si en lo segundo, porque no es común que un templo esté en un lugar a merced de los vientos.

Iglesia de Santa María. J.A. Padilla

Nos referimos a la iglesia de Santa María, el más bello ejemplo de arte gótico-cántabro. Construida por el rey Alfonso VIII de Castilla en el siglo XIII, siendo finalizada en el siglo XV,  estando ante un templo de planta basilical formada por tres naves. En el interior se pueden observar las imágenes de la Virgen Blanca y el Cristo Yacente, y las tres tallas góticas de los Reyes Magos. Fue declarada Monumento Nacional en el año 1931. El templo es un bello ejemplo del gótico, con amplias naves, elevadas bóvedas, arbotantes y contrafuertes que soportan el peso del edificio. Está dedicada a Santa María de la Asunción.

Faro y Puente. Foto: J.A. Padilla

Justo al lado de la iglesia y visible desde casi toda la villa, se encuentra el Castillo-Faro, de origen medieval, que antaño protegía a la villa de invasores y enemigos. Fue puesto en marcha durante el reinado de Isabel II a finales del siglo XIX. Se compone de una planta pentagonal y muros reforzados en sus esquinas. Inicialmente contó con un sistema de alumbrado basado en una lámpara de aceite con óptica catadióptrica fija, alrededor de la cual giraban dos lentes verticales sobre un carro circular, accionado mediante una máquina de relojería.

Foto: J.A. Padilla

El faro está unido al puerto a través del puente medieval, también llamado Puente Romano o Puente Viejo. Este se encuentra al lado del promontorio rocoso en la península de Castro Urdiales, debajo del Catillo y Faro de Santa Ana  y al lado de la Ermita de Santa Ana, cerca de la Iglesia de Santa María de la Asunción y de las ruinas de la Iglesia de San Pedro. La ubicación es imposible de mejorar. Se trata de un puente pequeño gótico de un solo arco ojival cuya función era la de comunicar el promontorio rocoso sobre el que se asienta la Iglesia de Santa María de la Asunción y el Castillo y Faro de Santa Ana con la Ermita de Santa Ana.

Ermita de Santa Ana. Foto: J.A. Padilla

La Ermita de Santa Ana se levanta sobre un peñón al inicio del rompeolas de la villa. Se trata de una pequeña ermita construida en 1926 y que, posteriormente, en 1941, se tuvo que reconstruir debido a una fuerte galerna que la dejó muy deteriorada. Recientemente se han llevado a cabo una serie de excavaciones en el peñón que han descubierto restos de edificaciones de la época romana.

Plaza de España. Foto: J.A. Padilla

Desde aquí nos dirigimos hacia la Plaza de España o Plaza del Ayuntamiento, ya en pleno casco urbano, aunque totalmente asomada al puerto. Allí destacan dos bellos edificios: el del Ayuntamiento, un palacio construido en el siglo XVIII, de sillería y en que destaca el balcón corrido y la torre del reloj del S.XIX.

Casa de Orduña.Foto: J.A. Padilla

El otro, situado frente al anterior, es la llamada Casa de “Los Chelines”, un edificio de estilo neogótico con influencias modernistas de planta poligonal con patio central y con unos soportales con arcadas en la planta baja construidos en piedra de sillería. Destaca su fachada principal en la que podemos ver una estructura simétrica en todos los pisos, con miradores en los extremos y grandes ventanas en el centro. En la entreplanta, la ventana central forma un mirador decorado con motivos góticos, dejando una ventana a cada lado, enmarcadas con molduras y en los extremos.

Casa de Isidra del Cerro. Foto: J.A. Padilla

Desde aquí nos dirigimos al centro urbano, situado frente a los jardines del paseo marítimo. En esta paseo, conocido como Paseo de Ocharán encontramos la Casa de Isidra del Cerro Se trata de un edificio con influencias modernistas y francesas con fachada en tres calles, de cinco alturas y de un ático abuhardillado. Está construido en piedra de sillería en la rotonda, ventanas y las dos plantas inferiores y de ladrillo en los otros tres pisos. También se ha empleado la forja de hierro para los balcones y barandillas y la madera para los miradores.

Foto: J.A. Padilla

Estamos, sin duda alguna, en unos bellos ejemplo de casas señoriales que caracterizan a la villa, en una mezcla de zona residencial y comercial, alegre y colorista muy diferente al que hemos encontrado en la Puebla Vieja, donde la piedra se impone. En esta villa, en la que antaño se pescaban ballenas, se demuestra la necesaria transformación que le permite ser uno de los mejores enclaves turísticos del norte de España.

Foto: J.A. Padilla