Vieja friendo huevos. Diego Velázquez

VELÁZQUEZ_-_Vieja_friendo_huevos_(National_Galleries_of_Scotland,_1618._Óleo_sobre_lienzo,_100.5_x_119.5_cm)

No todos los cuadros importantes del pintor sevillano Diego Velázquez se encuentran expuestos en museos españoles. La Venus del espejo es uno de los ejemplos de los varios que, por diversos motivos, se encuentran en museos extranjeros. El que aquí vemos es Vieja friendo huevos, un cuadro de juventud de Velázquez, pintado en Sevilla en 1618 y que se encuentra en la Galería Nacional de Escocia, en Edimburgo, desde 1955.Un cuadro que fue adquirido a los herederos de sir Francis Cook por 57.000 libras

El cuadro, titulado originalmente “Una vieja friendo un par de huebos (sic), y un muchacho con un melón en la manos”, ya se encontraba en Inglaterra a comienzos del siglo XIX, siendo subastada en Christie’s, en Londres, en mayo de 1813. Tras pasar por propiedades privadas, el museo de Edimburgo lo adquirió en 1955. Posteriormente, tras una limpieza del cuadro apareció en el ángulo inferior derecho la fecha en el que se pintó el mismo, 1618.

VELÁZQUEZ_-_Vieja_friendo_huevos_(National_Galleries_of_Scotland,_1618._Óleo_sobre_lienzo,_100.5_x_119.5_cm) - copia
Detalle

El lienzo muestra una escena en el interior de una cocina iluminada con los contrastes de luz y sombra tan propios del pintor sevillano. La luz ilumina por igual todo el primer plano, destacando con la misma fuerza a los dos protagonistas del mismo, anciana y muchacho,   y a los objetos que forman parte de él, en contraste con el fondo oscuro de la pared, de la que apenas se aprecian un cestillo de mimbre y una lámpara de aceite. La anciana fríe en un hornillo un par de huevos, Con una cuchara de madera en la mano derecha, la anciana alza la cabeza ante la llegada de un muchacho que porta  en su mano derecha un melón y un frasco de cristal en su mano izquierda. En primer término, se disponen una serie de objetos, como una jarra de loza blanca junto a otra verde, un almirez con su mano, un plato de loza hondo con un cuchillo, cebollas y guindillas.

No fue el único cuadro de Velázquez de bodegones con figuras humanas, que simbolizaban escenas de obras literarias. En este caso, se considera una escena del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán. La maestría en el tratamiento de la luz, las miradas de los personajes y la dignidad que emanan es otro de los atributos del pintor.