Las Majas. Francisco de Goya

LA MAJA DESNUDA. Francisco de Goya. Museo del Prado. Madrid

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Estamos ante dos de los cuadros más importantes de la pintura española. Tanto por la maestría de Goya, como por su historia y significado. En su origen, ambos cuadros recibieron el nombre de “gitanas” en lugar de “majas”, tal y como figuran en el inventario realizado en 1808 de los bienes de Manuel Godoy,  quien encargó ambos cuadros y fue, por lo tanto, su primer propietario. Luego, en 1813, tras la caída de Godoy y el final de la invasión francesa fueron llevadas al Depósito General de Secuestros de la calle Alcalá, donde se definen como “majas”. Posteriormente, ambas obras fueron reclamadas por el Tribunal de la Inquisición por considerarse “obscenas”, debiendo declarar Goya sobre ello. Después, fueron expuestas al público en la Real Academia de San Fernando. Hoy forman parte de la colección permanente del Museo del Prado desde 1901.

En efecto, el poderoso Manuel Godoy fue quien encargo a Goya ambos cuadros, los cuales fueron colocados en su palacio para el disfrute de sus amigos y conocidos. En su exposición había desarrollado un sistema que permitía ver la maja vestida y para luego mostrar la desnuda, que estaba superpuesta.  Ambos cuadros estaban expuestos en un gabinete donde también se encontraban la Venus del espejo, de Velázquez, y una Venus de Tiziano, razón por la cual se pensaba que las majas representaban a Venus.

LA MAJA VESTIDA. Francisco de Goya. Museo del Prado. Madrid

Posteriormente, en 1807 Fernando VII  confisca los cuadros a ya depuesto a Godoy, y en 1814, como ya hemos dicho, la Inquisición los confisco. Que tales pinturas hayan sido un encargo de Godoy parece demostrar la identidad de las majas. En un principio se pensó que la retratada era la decimotercera duquesa de Alba María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, de la cual hizo varios retratos y que, según contaban, mantuvo relaciones con el pintor. Tan es así, que el Duque de Alba llegó a exhumar los restos de su antepasada en 1945 para negar que fuera ella la retratada. Se consideró que, si bien el cuerpo de la maja sí podría corresponder con el de Doña Cayetana, su rostro no. Por el contrario, se ha considerado que lo más probable es que la modelo retratada fuera la entonces amante y luego esposa del propio Godoy, Pepita Tudó.

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La maja vestida lleva un vestido blanco y lleva en la cintura una lazada rosa. También lleva una chaquetilla corta, de mangas anaranjadas con los puños rematados con encaje negro. Lleva zapatos dorados de pequeño tamaño.  Goya la pintó con pinceladas sueltas, pastosas, a diferencia de la Maja desnuda, en la que el pintor es más cuidadoso con los sombreados. Ambas tienen la misma postura, con los brazos apoyados detrás de la cabeza y mirando al espectador.