Altamira, Año Cero

La Cueva de Altamira en Cantabria también denominada la Capilla Sixtina de la Prehistoria, son las cuevas más importantes y famosas del Paleolítico a nivel mundial. Su descubrimiento, en el año 1879 significó el Año Cero de la Humanidad por la transcendencia del descubrimiento.
Su antigüedad está fechada en hace 15 mil años, en el periodo del Paleolítico Superior y, tras las investigaciones, Altamira se h revelado la capacidad de los hombres prehistóricos de realizar unas pinturas tan perfectas, en cuanto a su técnica representación., una circunstancia desconocida hasta su descubrimiento.
Hoy, la cueva original, descubierta por D. Marcelino Sanz de Sautuola de manera casual, se encuentra protegida y con las visitas muy restringidas para mantener las condiciones internas de la cueva de factores externos. Existe un programa de visitas con una lista de espera de ¡24 años!
No obstante, la cueva original posee una cueva réplica, la llamada Neocueva, una reproducción milimétrica y exacta de la cueva original que nos acerca al mundo desconocido de los albores de la humanidad inteligente. A través de la llamada “Sala de Polícromos”, en sus  270 metros de recorrido podemos viajar en el tiempo hacia el amanecer del ser humano e intentar conocer su forma de vida.
Así, podemos observar en la cueva las representaciones de bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos, pintados y grabados, y la creación de escenas integradas por varias figuras y la utilización del relieve de la cueva  y de la roca para generar volúmenes, utilizando para ellos sólo dos pigmentos, el negro del carbón vegetal y el rojo de óxidos, en una técnica jamás conocida hasta su descubrimiento y que luego se han observado en descubrimientos arqueológicos posteriores.
Las pinturas están, en su mayor parte, en el techo y bóvedas de la cueva, alrededor de un centenar, representando bisontes en su mayoría, y también caballos, jabalíes, y toros.
Entre ellos, destaca la «Gran Cierva»,  con 2,25 metros de longitud. Pintada a tamaño natural, representa la fecundidad, al coincidir el relieve sobre el que se pintó con su vientre, que parece preñado preñado, además de observarse un pequeño bisonte ante ella.
Otra gran figura importante, dentro de la extraordinaria colección de bisontes que decora la cueva, es la llamada “Gran Bisonte”,  cuya imponente figura, se encuentra adaptada por la forma de la roca que le da volumen, al tiempo que las grietas de la cueva marcan el contorno del dibujo. Los bordes de la figura están realizados con negro manganeso y está coloreado con ocres y rojos.
Las figuras que en mayor número podemos encontrar en Altamira son los bisontes, además de caballos y ciervos. Todos ellos fueron realizados por distintas personas y en momentos diferentes. Los bisontes parecen formar una  una manada de machos y hembras en distintas actitudes y posturas, representados siempre con gran naturalismo y aprovechando los relieves naturales del techo e incluso las grietas y la textura de la roca Probablemente se crearon para rememorar los mitos y celebrar los ritos trascendentes.
Otra gran figura, convertido en uno de los símbolos de la Cueva, e incluso de Cantabria, es la figura que representa a un bisonte mancho encogido, perteneciente al periodo magdaleniense y pintado sobre una protuberancia de la cueva, más similar a una escultura que a una pintura.
También son importantes los grabados que representan a caballos pintado en situación de movimiento, pintados por una línea fina en su contorno y rellenados con óxido de hierro y agua, sin utilizar carbón.
En algún lugar vemos, junto a los caballos, una mano positiva pintada con óxido de hierro que podría ser la huella de su autor a modo de firma. Su presencia no parece ser accidental, ya que no se aprecian en el techo manchas que no sean intencionadas.
La Cueva de Altamira, junto al Museo de Altamira, situado junto a la cueva original, se encuentran a 2 km de distancia de Santillana del Mar en Cantabria y recibe miles de visitas cada años.