San Isidro

En el mismísimo corazón de Madrid, a un tiro de piedra, o de vista, de la Plaza Mayor, en la calle de Toledo, se encuentra la colegiata de San Isidro, también llamada Colegiata de San Isidro el Real. Se da la circunstancia que esta iglesia fue la catedral provisional de la ciudad hasta 1993 mientras se construía la catedral de la Almudena. San Isidro fue construido en el siglo xvii como iglesia del antiguo Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, que se encuentra anexo al edificio y que hoy es un centro escolar. San Isidro custodia los restos mortales de San Isidro, patrón de Madrid, y de su esposa, Santa María de la Cabeza.

Será el arquitecto Pedro Sánchez quien diseñara el templo en 1620 y las obras fueron dirigidas posteriormente por Francisco Bautista y Melchor de Bueras, quienes finalizaron la construcción en 1664. Sustituía al primitivo templo jesuita siguiendo el deseo de María de Austria, hija del emperador Carlos I, no dudando en legar toda su fortuna para ello. Inicialmente dedicado a San Francisco Javier, patrono de los jesuitas. Luego, tras la expulsión de estos de España, el templo se convirtió en colegiata. En 1769, dos años después de lo anterior, Carlos III lo puso bajo la advocación de San Isidro y quedó bajo la advocación de San Isidro, al tiempo que su cuerpo incorrupto era trasladado aquí desde la cercana iglesia de San Andrés. También se trasladó entonces las reliquias de su esposa, Santa María de la Cabeza.

Este traslado llevó a la necesidad de reformar la iglesia, siendo Ventura Rodríguez quien proyectó un nuevo presbiterio y el retablo del altar mayor. En 1885 se inician las obras de construcción de la catedral de la Almudena, razón por la cual San Isidro se convirtió en catedral provisional. La iglesia que hoy contemplamos no es la original, ya que en 1936, el edificio fue incendiado nada más comenzar la Guerra Civil. El fuego destruyó numerosas obras de arte, entre ellas el retablo mayor, así como cuadros de gran valor.

Tras la guerra, todo el templo fue restaurado. Se completaron las torres del exterior y  se les dio una mayor altura y se hizo una réplica fiel del retablo mayor de Ventura Rodríguez. La fachada principal, que da a la calle de Toledo, está realizada en granito, y está formado por un cuerpo central de cuatro columnas corintias, presidido por un grupo escultórico con las efigies de San Isidro y Santa María de la Cabeza.

El interior del templo perdió gran parte de sus extraordinarios elementos en el incendio de 1936. Se salvaron el sarcófago con las reliquias de San Isidro y algunas pinturas y esculturas; así, un excelente retablo que representa a La Sagrada Familia, también llamado Las dos Trinidades,  de Sebastián Herrera Barnuevo, considerada la obra maestra de este artista, o varios cuadros del maestro barroco Francisco Ricci, entre ellos el que representa La conversión de San Francisco de Borja, en el retablo del brazo izquierdo del crucero.

Muy cerca de la entrada encontramos la extraordinaria capilla de Jesús del Gran Poder, en la cual se encuentra una hermosa talla del Cristo, copia exacta de la sevillana. En las pechinas se encuentran representados los cuatro profetas mayores: Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel, obras de Claudio Coello, mismo autor de la decoración de la cúpula y linterna de la capilla. Destaca también la decoración y retablo de la capilla, en la que intervinieron Claudio Coello y Francisco Ricci.

En la nave mayor, frente al presbiterio, destaca el púlpito, realizado en una combinación de mármoles polícromos.

El grandioso retablo mayor, que había sido trazado por Ventura Rodríguez, fue reproducido fielmente por los artistas José Lapayesse y Félix Granda. En sendas urnas mortuorias dentro del mismo, descansan los restos del santo patrono de Madrid y de su mujer, salvados del fuego. Frente al retablo, una talla del Sagrado Corazón, obra de Rafael García Iruozqui.

La capilla mayor, que preside la iglesia, contiene un hermoso retablo, en cuya parte centra se encuentran las urnas que contienen los restos de San Isidro Y Santa María de la Cabeza. Están en dos niveles. En el superior, una urna de plata contiene el cuerpo incorrupto del santo, mientras que en el inferior, una pequeña urna de ébano y marfil contiene, en este caso, las reliquias de la Virgen. Si tenemos la oportunidad de visitar el camarín de ambos, sabremos distinguirlos.

Antes del incendio, en la parte superior del altar se encontraba un lienzo de La Gloria, de Mengs, que ha sido sustituido por una representación de la Santísima Trinidad. El retablo está sujeto por cuatro robustas columnas. Entre días de ellas se encuentran cuatro santos labradores.

Otra capilla importante es la de Las Dos Trinidades, presidida por el cuadro de las Dos Trinidades, de Sebastián Herrera Barnuevo. En la parte superior, un cuadro que representa el martirio de los jesuitas del Japón.

Importante es también la Capilla de la Dormición, con un retablo del siglo XVI  y un relieve escultórico de la Dormición de María, obra maestra del barroco madrileño del siglo XVII. Está presidida por una imagen de la Inmaculada, del siglo XVII. Está franqueada, por la derecha, por las pinturas de la Anunciación y San Francisco en Meditación. A la izquierda, la Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo y la Esperanza.

En la parte inferior, una talla de la Dormición, del siglo XVII. La talla original se perdió en el incendio.

Junto a la capilla de la Virgen se encuentra la Capilla de San Francisco de Borja, presidida por un lienzo que representa la Conversión del Duque de Gandía, en el momento de contemplar el cadáver de Isabel de Portugal, obra de Francisco Ricci. El Santo se compromete a no servir a nadie más que se pueda morir, ingresando a continuación en los jesuitas.

La capilla de la Virgen del Buen Consejo es la más grande de la basílica. Diseñada por Sebastián Herrera Barnuevo, está presidida con una imagen de la Virgen, obra de Feliz Granda. A ambos lados de la imagen, dos esculturas de San Joaquín y Santa Ana, del siglo XVIII y cuyo autor es Pablo González Velázquez.

Finalizamos con la cúpula, que proporciona la luz natural en la basílica. Se trata de la primera cúpula construida sobre un armazón de madera, lo que proporciona una mayor ligereza. Finalmente, decir que es posible visitar el camarín donde se veneran las urnas que contienen los restos de San Isidro y Santa María de la Cabeza. Para ello, se accede a través de una sala situada junto a la cripta y, tras subir una escalinata, se llega al lugar donde descansan. Hay que decir que el cuerpo de San Isidro se mantiene incorrupto y su arca es abierta en determinadas festividades.