Astorga

 

Vista general del Palacio Episcopal y Catedral tras la muralla. Foto: J.A. Padilla

La bella villa leonesa de Astorga se encuentra ubicada en la zona central de la provincia de León, hacia el Oeste, y es el centro de la comarca de La Maragatería, a una altitud de unos 850 metros sobre el nivel del mar. Astorga es un centro de primer nivel en cuanto a su rico patrimonio artístico y monumental y, además, su patrimonio gastronómico enriquece, aún más, su cultura. El chocolate o las mantecadas, sin olvidar el cocido maragato merecen, por si mismas, una parada obligada en nuestro camino.

Catedral. Foto: J.A. Padilla

Pero tampoco hay que olvidar su rica historia. Nacida como asentamiento romano a finales del siglo I a. C., poco después se convirtió en capital del Conventus Asturum y gozó de gran importancia en los dos primeros siglos de nuestra era gracias a la minería del oro, siendo definida por Plinio el Viejo como urbs magnífica. Después, ​ formó parte del reino de los suevos y en 714 fue tomada por las tropas musulmanas de Tariq, siendo reconquistada por los cristianos  a mediados del mismo siglo. A finales del siglo X volvió a sufrir, en tres ocasiones, el acoso musulmán de la mano de Almanzor. Desde el siglo XI, con el Camino de Santiago,  la villa  experimentó un progresivo desarrollo en el cual la Iglesia tuvo un papel protagonista.  Y a principios del siglo XIX la ciudad sufrió las consecuencias de la invasión francesa, siendo una de las primeras ciudades que se levantaron contra los franceses, con el amotinamiento de campesinos y jornaleros el 2 de mayo de 1808, lo que no evitó que los franceses la tomaran el 31 de diciembre de ese mismo año permaneciendo aquí hasta el 17 de agosto de 1812.

Fachada de la Catedral. Foto: J.A. Padilla

Pasear por las calles de Astorga es descubrir su impresionante patrimonio monumental. Empezando por la Catedral, construcción gótica, aunque mezcla de estilos en muchos de sus elementos que data del siglo XV, dedicada a Santa María, y es la sede episcopal de la diócesis de Astorga.

Catedral. Foto: J.A. Padilla

Construida sobre un antiguo templo prerrománico consagrado en el año 1069, la actual catedral comenzó a edificarse en el siglo XV en estilo gótico y siguió en los siglos posteriores con la portada sur y dos capillas perpendiculares a la nave en estilo renacentista. Después, en el siglo XVIII se completó la portada en estilo barroco. El edificio forma un complejo catedralicio que comprende tres áreas diferenciadas: la iglesia, los Archivos y Museo, y el Hospital de San Juan Bautista, fundado en la Edad Media.

Plaza de la Catedral. Foto: J.A. Padilla

Frente a la catedral, contemplamos el característico edifico del Palacio Episcopal, construido monumento por el famoso arquitecto catalán y modernista Antoni Gaudí. El edificio primitivo sufrió graves daños con el terremoto de Lisboa de 1755 y fue tras el incendio de 1886, en el que se quemó el antiguo palacio episcopal, el obispo Joan Baptista Grau i Vallespinós encargó el proyecto de un nuevo palacio al arquitecto modernista Antoni Gaudí, con quien el obispo mantenía una vieja amistad.

Palacio Episcopal. Foto: J.A. Padilla

Las obras se iniciaron en 1889 pero tras el fallecimiento del obispo en 1893 Gaudí renunció a la dirección de la obra por desavenencias con el Cabildo, cuando todavía faltaban por construir el segundo piso y el ático, siendo concluido el edificio en 1913.

Palacio Episcopal. Foto: J.A. Padilla

Durante la Guerra Civil Española sirvió de cuartel y sede de la Falange y tanto en 1943 como en 1956 el edificio sufrió diversas reparaciones con la intención de convertirlo en residencia del obispo, algo que finalmente no se produjo. Actualmente es el Museo de los Caminos, inaugurado en 1963.

Plaza de España. Foto: J.A. Padilla

Llegamos a la Plaza de España, centro neurálgico de la Villa, la cual se encuentra rodeada de soportales y se asienta sobre parte del antiguo Foro, siendo desde época romana una plaza pública y desde el periodo medieval también mercado.

Ayuntamiento. Foto: J.A. Padilla

El edifico más importante en la plaza es el del Ayuntamiento, de estilo barroco herreriano e influencia flamenca, y que data del siglo XVIII. En la fachada junto al reloj se encuentran Juan Zancuda y Colasa, dos figuras autómatas vestidas con el traje regional maragato, que cada hora en punto, se encargan de golpear la campana anunciando la hora a todo el que se congregue en la plaza.

Reloj del Ayuntamiento. Foto: J.A. Padilla

Rodeando la villa se conserva parte de la Muralla, construida entre los siglos III y IV, y que ha sido reconstruida a lo largo del tiempo y de la que se conservan 2,2 km de muralla que se pueden recorrer bien desde los jardines del Palacio Gaudí o desde el Jardín de la Sinagoga.

Muralla. Foto: J.A. Padilla

No hay mejor forma para conocer la ciudad que perderse por sus calles y descubrir lugares únicos dónde hacer una parada para disfrutar de su gastronomía, donde destacan sus dulces típicos, en especial las mantecadas, los hojaldres y el chocolate. Este último fue una de sus principales industrias y tradiciones de la ciudad que actualmente cuenta con un museo sobre su proceso de elaboración. O, como decimos al principio, degustar el cocido maragato, el cual tiene la particularidad de que ha de comerse primero la carne, después los garbanzos y concluir con la sopa. Después, seguiremos recorriendo la villa para ayudar a digerir tan suculento plato. Provechando para degustar otras maravillas gastronómicas recorrer sus tranquilas calles y plazas.

Detalle del Palacio Episcopal. Foto: J.A. Padilla