San Manuel y San Benito

Foto: J.A. Padilla

En un lugar privilegiado, frente al Parque del Retiro, desde donde podemos contemplar una buena perspectiva de esta iglesia, ubicada en la calle Alcalá, esquina con Lagasca se encuentra este hermoso templo: la iglesia de San Manuel y San Benito, construida entre 1902 y 1908 por el arquitecto Francisco Arbós Tremantí por encargo del matrimonio formado por Manuel Caviggioli y Benita Maurici como panteón para ellos mismos. El nombre de la iglesia procede de los dos mecenas: San Manuel, por el marido; y San Benito, por la esposa, al no existir ninguna santa con el nombre de Benita. Este es el segundo templo en Madrid de la llamada arquitectura de estilo neobizantino, junto con el Panteón de los Hombres Ilustres de Atocha, también obra de Arbós.

Foto: J.A.Padilla

El templo posee planta octogonal, típica, cubierta por una gran cúpula sostenida por pechinas donde están representados los cuatro evangelistas.

Foto: J.A. Padilla

En su interior sobresale la capilla “de la Epístola”, formado por un altar construido en mármol blanco, y que contiene, a ambos lados del altar, los sepulcros del matrimonio que encargaron este magnífico templo.

Foto: J.A. Padilla

En el altar se encuentran las  esculturas de Ángel García Díaz con la imagen de El Salvador y las de San Agustín y San José. En la capilla a ella dedicada y bajo templete, se emplaza una figura de la religiosa agustiniana Santa Rita.

Foto: J.A. Padilla

El cuerpo central está iluminado por vidrieras que se localizan en torrecillas que constituyen los contrafuerte de la gran cúpula, similares a la de la catedral de Florencia. La cúpula está recubierta por una chapa de cobre rojo. La alta y esbelta torre semeja los campaniles de las iglesias italianas y consta de cuatro cuerpos decorados con arquerías y coronada por un templete cubierto por un tejadillo rematado por una cruz.

Foto: J.A. Padilla

El marido murió en 1901. Poco después, la viuda Benita, se comprometía con los padres agustinos a construir una iglesia para panteón de su marido y de ella misma. Aunque Benita falleció antes de la finalización de las obras, cumplió su deseo y ambos cónyuges fueron enterrados en la capilla preparada transformada en panteón. Dos lápidas en la pared dan fe del hecho, y muestran al visitante los retratos de ambos, hechos en mármol blanco de Carrara. La capilla funeraria de planta rectangular está presidida por un altar. A ambos lados del altar descrito se sitúan los sepulcros de los fundadores, el de D. Manuel Caviggioli a la izquierda y el de D.ª Benita Maurici a la derecha.

Foto: J.A. Padilla

Se presenta al exterior como un potente bloque de mármol blanco concebido para sustentar una airosa cúpula forrada de cobre rojo, decorada con arquerías ojivales ciegas, y rematada por una estilizada linterna coronada con una bola y una cruz. En el cuerpo central, de planta octogonal como corresponde a un edificio funerario, se disponen cuatro vanos monumentales. A los lados de estos ventanales, emparejadas de dos en dos, se levantan ocho torrecillas, decoradas con diseños geométricos, que contribuyen a aligerar el aspecto exterior y funcionan como contrafuertes para la cúpula. En el tambor de la misma se abren dieciséis ventanales de características similares a las anteriores, que vierten al interior un caudal de luz. A los pies del edificio, junto a la entrada principal y unida por su base al cuerpo de la iglesia, se alza una magnífica torre cuadrada, dividida en cuatro cuerpos.

Foto: J.A. Padilla

En el altar mayor, realizado en mármol blanco de Macaél, se encuentra, como hemos dicho, la imagen del Salvador cuya altura es de dos metros y medio, y en los dos laterales, ambas de un metro y treinta centímetros, se encuentran San Agustín y San José, esculpidas mármol de Carrara.

Foto: J.A. Padilla

En la bóveda, cubierta de mosaicos, se encuentra la figura sedente de Cristo bendiciendo y sosteniendo la bola del mundo en la mano derecha, acompañado de los doce apóstoles, separados por palmeras triunfales de frondosas hojas. Entre el ábside del altar mayor y la capilla funeraria se encuentra el púlpito realizado en mármol de Macaél de varios colores, predominando el blanco. El tornavoz de forma pentagonal está coronado por el «Águila de Hipona» con las alas desplegadas, en clara alusión a San Agustín.

Foto: j.A. Padilla

En el lado izquierdo se encuentra la capilla de Santa Rita de Casia, religiosa agustina. Junto a ella se encuentran también las esculturas representando a las vírgenes de Nuestra Señora del Camino (a la izquierda), patrona de León, y la Virgen de la Consolación, patrona de los agustinos (a la derecha).

Foto: J.A. Padilla

La cúpula, sustentada sobre pechinas en las que se encuentran mosaicos representando los símbolos de los evangelistas. La cúpula, con sus mosaicos, es sin duda el elemento artístico más importante de la iglesia. En el tambor se puede leer el versículo del salmo 85: «Omnes gentes quascumque fecisti venient et adorabunt coram te, Domine, et glorificabunt nomen tuum. Quoniam magnus es tu faciens mirabilia. Tu es Deus solus». «Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre. Grande eres tú, y haces maravillas, tu eres el único Dios«. Existen además dieciséis ventanas separadas por figuras representando a santos de la iglesia. En el centro de la cúpula vemos un resplandeciente sol rodeando la linterna.

Foto: J.A. Padilla

No cabe duda de que se trata de un templo singular, de estilo bizantino, construido sobre el solar de la antigua plaza de toros de Madrid, frente al emblemático parque del Retiro. Su característica cúpula redondo y su campanile guardan en su interior una riqueza ornamental, con el mismo estilo arquitectónico, que la convierten en una de las iglesias más hermosas de Madrid.