Baeza

Foto: J.A.Padilla

Patrimonio de la Humanidad desde 2003, el casco histórico de Baeza es todo un paseo por la Edad Media y el Renacimiento. Situada en el corazón de Jaén y pese a no tener playa posee un paseo marítimo, llamado Paseo de las Murallas, que rodea el sureste de la ciudad, en el cual sus miradores nos ofrecen panorámicas de un océano que no es de agua, sino de aceite, millones los olivos que se extienden hasta un infinito.

Arco de Villalar. Foto: J.A. Padilla

Desde el Paseo de las Murallas accedemos al centro histórico de Baeza, formado por estrechas y laberínticas calles de piedra que se arraciman en los alrededores de la calle Constitución.

Calle de la Constitución. Foto: J.A. Padilla

La calle San Pablo es una de las calles emblemática de Baeza. En ella se encuentra un gran número de tiendas, restaurantes y hoteles. Uno de ellos se encuentra en el antiguo Palacio de los Salcedo, un edificio gótico-renacentista del siglo XVI, uno de los edificios más importantes y emblemáticos de la ciudad.

Palacio de los Salcedo. Foto: J.A. Padilla

Atravesando la Plaza del Arcediano, se llega rápidamente a la Puerta de la Luna, la entrada por la que hoy se accede a la Catedral de Baeza, la cual fue construida sobre una antigua mezquita y cuenta con numerosas transformaciones arquitectónicas que le hacen ser un edificio de estilo gótico con una fachada renacentista, que se levanta en la Plaza de Santa María, donde conforma un espacio único junto a las Casas Consistoriales Altas, del siglo XV; la fuente de Santa María, del siglo XVI; y el seminario San Felipe Neri, del siglo XVII.

Foto: J.A. Padilla

Más abajo se ubica el Palacio de Jabalquinto, con su fachada de estilo gótico isabelino a base de puntas de diamante, escudos y clavos, mientras que en su interior hay un precioso patio renacentista y una escalera barroca. Frente a él se encuentra la iglesia de Santa Cruz, de estilo románico construido en el siglo XIII, siendo el mejor conservado de toda la comunidad.

Palacio de Jabalquinto. Foto: J.A. Padilla

La iglesia de Santa Cruz es una de las pocas de estilo románico que se ha conservado en perfecto estado hasta nuestros días. Fue construida con motivo de la conquista de Baeza por Fernando III en el siglo XIII.

Iglesia de Santa Cruz. Foto: J.A. Padilla

 

No podemos evitar perdernos conscientemente por sus calles y llegar a sus hermosas plazas. Un buen ejemplo de ello es recorrer la calle Romanones hasta las antiguas carnicerías, las escribanías públicas, la Fuente de los Leones y el Arco de Villalar, un impresionante conjunto monumental que se encuentra en la Plaza del Pópulo, junto al Paseo de la Constitución.

Plaza del Populo. Foto: J.A. Padilla

Desde ahí, en unos minutos se puede conocer el edificio del Ayuntamiento y la antigua casa de Antonio Machado, las increíbles ruinas del convento de San Francisco y su elegante auditorio o el pequeño mercado de abastos, repleto de productos locales. Y tanto y tantos otros rincones….

Fuente de Santa María y Catedral. Foto: J.A. Padilla

Debido a la importancia que iba adquiriendo la Plaza del Mercado y la ausencia de un lugar desde donde el Concejo presidiera los acontecimientos festivos y conmemorativos que en ella se celebraban, se construyó el llamado Balcón del Concejo o Casas Consistoriales Bajas, inaugurado en 1701 con motivo de la boda de Felipe V con Maria Gabriela de Saboya. Hasta 1867 estuvo quí ubicado el Ayuntamiento.

Balcón del Concejo. Foto: J.A. Padilla

Nuestra visita no debe obviar las callejuelas y pasadizos que rodean la Catedral. En un viaje al Renacimiento. Todo ello forma un conjunto urbano de inigualable belleza, donde el tiempo parece detenido desde hace varios siglos. Estamos en un laberinto de piedra en el que lo mejor es perderse.

Foto: J.A. Padilla

La calle Conde  de Romanones, con la antigua Universidad de Baeza al fondo, define perfectamente la identidad del su casco histórico absolutamente incomparable. Esta calle une la Plaza del Pópulo con la  calle San juan de Ávila, la cual desemboca en la Plaza de Santa Cruz.

Calle Conde de Romanones. Foto: J.A. Padilla