Las Calatravas

En la calle de Alcalá, al lado de la calle Sevilla encontramos la Iglesia de la Concepción Real de Calatrava, más conocida como iglesia de las Calatravas. Esta iglesia pertenece, y se llama así, porque pertenece a las religiosas de la Orden de Calatrava y a los caballeros de la misma orden. Así, pues, patrimonio artístico la historia del convento está inseparablemente unida a la de la Orden Militar de Calatrava, fundada en el siglo xii para defender las posesiones cristianas del sur de la península de los ataques musulmanes durante la Reconquista. Las órdenes militares eran, esencialmente, de carácter masculino, pero también las mujeres podían pertenecer a ellas para administrar los conventos y dar cobijo en los monasterios a las esposas e hijas de quienes participaban en la guerra. Eran las Comendadoras de Calatrava, y sus monasterios se convirtieron en centros formativos para las hijas de los nobles. A Madrid llegaron en 1623 por orden del rey Felipe IV, construyéndose el convento y la iglesia de la Orden. Durante dos siglos ejercieron su función, hasta que llegó el llamado Sexenio Democrático y ordenó derribar el convento y la iglesia. El convento fue derruido, pero la iglesia se salvó gracias a la intervención del ministro Manuel Silvela, según algunos, o de la esposa de Prim. Afortunadamente, la iglesia fue respetada durante la Guerra Civil, contrario que otros templos. Aunque, eso sí, el olvido institucional llevó a la iglesia a un estado de grave deterioro durante las últimas décadas del siglo xx. A principios del siglo XXI, será la propia Orden de Calatrava la que iniciará un importante programa de rehabilitación, tanto en la parte externa del edificio como en el interior. Hoy, el exterior del edificio se encuentra en estado de rehabilitación.

El templo fue diseñado por fray Lorenzo de San Nicolás, construido entre los años1670 y 1678, siendo reformado en 1858 por Juan de Madrazo por encargo del esposo de Isabel II, Francisco de Asís.

El interior de la iglesia se caracteriza por su luminosidad y elementos decorativos. La cúpula proporciona la luz necesaria. El coro se sitúa a los pies, en alto.

La capilla mayor está cubierta por un retablo de madera dorada y policromada, obra de José de Churriguera, realizada en la segunda década del siglo XVIII, y sin duda una de las obras más señaladas de este gran arquitecto. El retablo mayor constituye por sí solo una de las cumbres del Barroco español, un perfecto ejemplo del estilo churrigueresco. Es la única obra en Madrid realizada por el maestro Churriguera.

En el centro del mismo se observa la imagen de san Raimundo de Fitero, fundador de la Orden de Calatrava, rodeada de banderolas y trofeos en alusión al carácter militar de esta. Culmina este espacio una escultura de la Inmaculada Concepción, patrona del convento, en una gloria de ángeles con la paloma del Espíritu Santo. Rematando el retablo, una imagen de Cristo con el orbe, acompañado de ángeles, querubines, ráfagas y guirnaldas. Las esculturas corresponden a González Velázquez.

Los frescos de las pechinas son obra de Francisco Ruíz de la Iglesia, discípulo de Carreño, y representan a San Benito y San Bernardo.

En el lado derecho, el de la Epístola, vemos un pórtico rematado por el escudo real y la Cruz de Calatrava, rodeados por el Toisón de Oro como alegoría de la monarquía, protectora del templo.

Vemos una talla de San José con el Niño, de finales del siglo XVIII.

También podemos contemplar, al lado derecho del templo, un altar con la Virgen de Monserrat, simulando estar en una cueva. Es obra del siglo XIX.

También es interesante una talla de la Inmaculada Concepción, dentro de un retablo de Churriguera y cuyo autor es Juan de Villanueva Vardales, del siglo XVIII.

Junto a ella se encuentra una talla del Sagrado Corazón de Jesús.

No podemos pasar por alto dos elementos que enriquecen aún más si cabe, a esta iglesia. Se trata de dos iconos, ambos pintados por Natividad Cañada. Ambos están a cada lado del altar mayor. A la derecha, el icono dedicado al papa Juan Pablo II.

El segundo está dedicado a los mártires del siglo XX en Madrid, el cual incluye las imágenes de 36 mártires que representan a los más de cuatrocientos ya beatificados o canonizados y vinculados de algún modo a Madrid.