Maderuelo

Maderuelo es un pequeño pueblo, una villa, perteneciente a la provincia de Segovia, que sorprende por todo. Desde su ubicación, sobre un cerro que domina la planicie, amurallado y junto a un embalse que refleja en sus azules aguas el pueblo como si de un espejo se tratara. Con un espectacular puente que salva el agua y que la une a tierra firme. Pero si desde fuera impresiona, cuando atravesamos su arco de entrada, su única puerta de entrada a la villa, por dentro emociona. En medio de su entramado urbano, de calles estrechas y casas típicas, encontramos pequeñas y recoletas plazas.

Y entre ellas, la de mayor superficie, está la Plaza de Santa María, llamada así porque está presidida por la iglesia de Santa María. Se trata de una plaza cuadrangular a la que se llega a través de dos calles por el este, a través de sendos arcos anexos a la iglesia; y otros dos accesos por el oeste, que comunican con las dos calles de la villa.

La Iglesia de Santa María del Castillo sorprende por su monumentalidad en un pueblo tan pequeño como Maderuelo. Dicen que sus remodelaciones se han hecho utilizando materiales de las trece iglesias y varios conventos que existían en la villa, algo de lo que no vamos a dudar, porque aquí las cosas parecen increíbles. En el siglo XVIII se reconstruyó la alta espadaña, en la cual existen cinco campanas, que también dicen que, cuando suenan, se escuchan a grandes distancias. Tampoco lo vamos a dudar.

Justo delante de la iglesia se aprecia una picota o “rollo de la justicia”, que demuestra que en esta pequeña villa se juzgaban y ajusticiaban a los presos reos de algún delito, que quedaban expuestos así para su escarnio público.

El resto de la plaza contiene la vivienda típica de esta zona, algunas ya ruinosas o abandonadas, pero que son mudos testigos de una pasado que parece muy lejano.