El Hijo del Hombre. René Magritte

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Este cuadro de René Magritte es todo un icono del arte moderno. El Hijo del Hombre es una obra tan popular como desconcertante. Fue pintado en 1964 sobre un óleo sobre lienzo y midiendo 89 cm de ancho por 116 cm, de alto y, al parecer, fue in proyecto de autorretrato del pintor.

«El Hijo del Hombre» muestra la figura de un hombre  situado delante de una pared de piedra y de un mar.  Por encima de la línea del horizonte el cielo aparece nublado y está empezando a ponerse gris. El hombre vestido elegantemente. Vemos que el tercer botón de su gabán está sin abrochar. El personaje posa con gravedad y seriedad.

Sin duda, lo más llamativo, y enigmático, de la imagen es la cara del hombre cubierta por una manzana verde brillante con cuatro hojas unidas. El ojo izquierdo del hombre parece estar mirando a través de las hojas de la manzana. Con ello el pintor intentó mostrar que todo lo que vemos esconde otra cosa, y por supuesto siempre queremos ver lo que está oculto, aunque lo que vemos no oculte nada. Es curioso que Magritte ocultó el rostro de muchos de sus personajes para atraer la atención del espectador sobre ellos.

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Aquí, es una manzana, que puede aludir al pecado, la tentación e incluso la inmortalidad. Su título, pues, puede aludir a Cristo, como “hijo del hombre”. La niebla que cubre el fondo alude al conflicto interior al que se enfrenta los seres humanos en la vida diaria, pues, aunque el hombre del cuadro muestra su condición social por su vestimenta y su bombín, siempre ocultará algo que solo él sabe de qué se trata.

Por desgracia, este cuadro no está expuesto en museo alguno y pertenece a una colección privada, pudiéndose disfrutar de él en exposiciones temporales.