Patones

Vista de Patones. Foto: J.A. Padilla

El municipio de Patones de Arriba se encuentra en la cuenca del Jarama, en la zona denominada Sierra Norte de Madrid. Su principal reclamo es que, apenas a 60 kilómetros de distancia de la capital, se encuentra un municipio como este, a 832 metros de altura sobre el nivel del mar, muy cerca de la vieja presa del Pontón de la Oliva, cuya construcción data de finales del siglo XIX, coincidiendo con la creación del Canal de Isabel II.

Foto: J.A. Padilla

Cuando a mediados de los años 1950 nace el municipio de Patones de Abajo, quedando abandonado el primitivo Patones, situado en lo alto de la montaña. Con el transcurrir de los años, las casas de Patones se han ido rehabilitando y actualmente es un monumento en si mismo, una especie de museo urbano, con gran oferta hotelera y gastronómica que cada día atrae más visitantes.

Foto: J.A. Padilla

El agreste entorno de Patones ofrece grandes atractivos y muchas posibilidades para el senderismo y el cicloturismo, gracias a las numerosas obras del Canal de Isabel II; la vieja presa de El Pontón de la Oliva, o las más pequeñas de Navarejo y de la Parra, además de Lacueva del Reguerillo, donde se puede practicar el piragüismo, la escalada e, incluso, la espeleología.

Foto: J.A. Padilla

Parece ser que este cerro, conocido como de la Oliva, alguna tribu celtíbera levantó un castro allá por el siglo IV a.C. Más tarde, durante la invasión musulmana, colonos procedentes de Torrelaguna y Uceda se refugiaron en las abundantes cuevas del lugar. Pero hasta muy avanzado el siglo XVI no se tienen noticias ciertas de Patones. Al parecer fueron siete vecinos de Uceda los primeros colonos, de apellido Patón, que vieron más práctico vivir junto a sus ganados que hacerlo en la lejana villa.

Foto: J.A. Padilla

En torno a Patones existe una conocida leyenda, llamada el Rey de los Patones, según la cual habla de la existencia de este reino hereditario de unos mil años de antigüedad, en el cual existía un rey cuya autoridad era acatada por los pastores y campesinos de la zona. Este rey tenía carácter hereditario, pero en el siglo XVIII los supuestos súbditos solicitaron al duque de Uceda el nombramiento de un justicia que sustituyera al rey. Consiguieron alcalde pedáneo y alguacil propio. Cuando Carlos III hizo independiente a Patones, el rey pasó a la historia sustituido por un alcalde común.

Foto: J.A. Padilla

Como dijimos antes, la primera impresión que nos llevamos cuando dejamos el coche aparcado en las afueras del pueblo es de incredulidad que aquel conjunto de casas de pizarra se encuentra tan cerca de Madrid capital. E incluso, que exista en la Comunidad de Madrid un pueblo como ese.

Foto: J.A. Padilla

Seguramente su enclave tan apartado y oculto han permitido que sus tradiciones, arquitectura y forma de vivir haya perdurado en el tiempo. No en vano, hasta hace no mucho solo se podía acceder a caballo o en mula.

Foto: J.A. Padilla

Lo más pintoresco y por lo que siempre ha llamado la atención Patones de Arriba ha sido la tipología de sus casas, conocida como “arquitectura negra”. Es un tipo de arquitectura popular que emplea como elemento constructivo principal la pizarra. Es una técnica empleada tradicionalmente en algunas zonas españolas como la sierra de Ayllón o la Tejera Negra de Guadalajara.

Iglesia de San José. Foto: J.A. Padilla

Y es que Patones tiene una arquitectura cuidada y original. Lo que se conoce como arquitectura negra, y tiene este nombre por que el principal material que se usa es la pizarra, lo que le da ese aspecto negruzco a las construcciones. Hay pizarra por todas partes, casas, muros y pavimento han sido construidos con piedra, barro, madera y abundante pizarra.

Iglesia de San José. Foto: J.A. Padilla

Su monumento más importante es la Iglesia de San José: está dedicada a exposiciones y promoción turística. Se encuentra en la entrada del pueblo. La construcción original data del siglo XVII, es de una sola nave cubierta con cielo raso y con la torre a los pies de la misma. Desde la pequeña plaza en la que se encuentra es el punto de partida para poder visitar el pueblo. Un pueblo tan rehabilitado y tan cuidado que nos hace dudar sobre su verdadera antigüedad y origen. Un pueblo todo cubierto de pizarra, incluso el suelo, cuyas casas están decoradas con arbustos y árboles cuidadosamente colocados en sus fachadas.

Foto: J.A. Padilla

Desde el punto más alto vemos el pueblo en perspectiva y algunas casas aún abandonadas que han quedado fuera del entorno urbano. Luego volveremos pueblo abajo, hasta el lavadero y pequeño puente que cruza el riachuelo y tendremos otra perspectiva de Patones. Y volvemos a dudar, esta vez que estemos tan cerca en distancia de la gran urbe. Y tan lejos en el tiempo.

Foto: J.A. Padilla