Alquézar es una villa medieval de la provincia de Huesca situada en la comarca de Somontano, cerca de Barbastro. Alquézar es famosa por su castillo-colegiata y porque es punto de partida de las rutas a través del río Vero. El pueblo tiene un trazado absolutamente medieval que se conserva perfectamente. Sus sinuosas calles se comunican unas con otras mediante pequeños callejones cubiertos por las propias viviendas, cuyo fin era cubrirse de las inclemencias del tiempo bastante duro en invierno, donde el frío y el viento azotan con toda crudeza.
Su plaza más importante se llama Mosén Rafael Ayerbe, antigua Plaza Mayor, de muy pequeñas proporciones pero de gran belleza. Es una pequeña plaza porticada con soportales adintelados y arcos de medio punto. La plaza acogía tradicionalmente a artesanos y comerciantes.
A Alquézar se accedía a través de tres puertas de las que hoy se conservan dos: la principal, gótica, por la que se accede al centro urbano, del siglo XIII, y la otra en la parte baja del pueblo; tenían portalones que se cerraban a una hora determinada, no permitiéndose el acceso al interior del pueblo.
Pese a sus reducidas dimensiones, la plaza es el lugar donde se celebran algunos actos culturales actualmente, mientras que antiguamente acogió diversos mercados.
El casco urbano fue declarado conjunto histórico-artístico en 1982. Antiguamente, se podía cruzar la villa sin necesidad de pisar la calle, a través de los pasos que existen comunicando las calles. En la plaza existe uno que la comunica con la calle Medio. Una costumbre propia de Alquézar consiste en colocar sobre los umbrales de las casas patas de jabalí, como amuleto de riqueza para la casa.
En los más alto de la villa se encuentra el Castillo- Colegiata de Santa Maria la Mayor, situada en lo alto de una cresta rocosa a la que se accede por una rampa escalonada y defendida por doble muralla almenada y torreones. El conjunto arquitectónico está formado además por una iglesia y un claustro, ambos construidos entre los siglos XVI y XVIII.
Esta fortaleza data de principios del siglo IX, cuando el emir Jalaf ibn Rasid la construye para impedir el avance de los cristianos. En torno a 1067 es conquistada por Sancho Ramírez y pasa a ser una fortaleza cristiana con el nombre de «Castrum Alqueçaris». EN 1099 construye una iglesia colegiata románica que será sustituida en el siglo XVI por otra de estilo gótico tardío y de la que sólo se conserva el atrio con capiteles historiados.
La iglesia adosada al alcázar es un edificio de una sola nave con tres tramos y un coro. Posee capillas entre los contrafuertes. La nave está cubierta con bóveda estrellada.
La iglesia de San Miguel Arcángel, situada fuera del casco urbano, se comenzó a construir en 1681 y se finalizó en 1708 sobre un templo anterior, el cual fue derribado. Se trata de templo de estilo barroco. Está realizada con sillares de piedra y con elementos añadidos en ladrillo como el pórtico o las linternas de iluminación de las capillas.
La puerta de acceso al templo está formada de un sencillo arco de medio punto precedido por un pórtico cuadrangular saliente hacia el exterior y abierto en su frente por un vano también en arco de medio punto.
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