Peñíscola

Vista general de Peñíscola. Foto: J.A. Padilla

Peñíscola es una ciudad de cine. Y no solo por su ubicación y características. Es una ciudad de cine en el sentido más literal. Porque es lugar idílico se ha rodado varias películas, algunas de ellas superproducciones que han utilizado su paisaje y sus calles como el mejor escenario posible, aprovechando la imponente figura de su castillo. La lista es muy extensa. Así, pues, pasar unas vacaciones en Peñíscola es pasar unas vacaciones de películas.

Foto: J.A. Padilla

Peñíscola es una ciudad adentrada en el mar. Su castillo parece ser un enorme transatlántico que, en cualquier momento, va a iniciar un viaje. Alrededor de él se levanta un núcleo urbano medieval, todo él pintado de blanco. Una muralla delimita el centro histórico de la zona portuaria y turística. Dentro encontraremos laberínticas y estrechas calles convertidas en un feudo de artesanos y comerciantes.

Foto: J.A. Padilla

En Peñíscola encontraremos, además, una luz especial formada por un caleidoscopio de colores que forman el sol y la luz reflejada en la mole de su castillo y casas. El azul del mar Mediterráneo es intenso y profundo. Todo ello, su ubicación, historia, sus playas y oferta turística la convierten en uno de los enclaves turísticos más importantes del Mediterráneo.

Iglesia de Santa María. Foto: J.A. Padilla

Junto a castillo templario, sobre el horizonte de Peñíscola destaca la torre de la iglesia  Parroquial de la Virgen de Santa María, con elementos góticos del siglo XV en parte de ella y elementos arquitectónicos y puerta románica; conserva una Cruz procesional de Benedicto XIII, un cáliz del Papa Luna y un Relicario de Clemente VIII.

Murallas. Foto: J.A. Padilla

Junto con el castillo y la iglesia, destaca todo el casco antiguo, cuyo conjunto de murallas han sido construidas en distintas épocas. Las murallas se dividen en tres zonas y estructuras arquitectónicas y militares diferentes. De las tres zonas, destaca la muralla renacentista del siglo XVI que constituye el frente de la fortificación.

Castillo. Foto: J.A. Padilla

Sin duda alguna, el castillo, llamado del Papa Luna por ser este el lugar donde ejerció su peculiar papado Benedicto XIII, es el monumento más importante, no ya solo de Peñíscola, sino de toda la región levantina. El castillo fue declarado monumento Histórico-Artístico en 1931 y se levanta sobre una altura de 64 metros sobre el nivel del mar, con un perímetro de 230 metros.

Foto: J.A. Padilla

Fue construido por Los Templarios sobre restos de una antigua alcazaba árabe, siendo reformado bajo el papado de Benedicto XIII, transformándolo en palacio papal.
Los muros están construidos de piedra labrada y todas las dependencias están cubiertas con bóvedas de cañón. A pesar de las modificaciones introducidas por Felipe II para dotar de artillería el castillo y de los bombardeos sufridos en las numerosas guerras y asedios no se ha visto sustancialmente alterada la estructura del castillo.

Faro. Foto: J.A. Padilla

No podemos obviar otro elemento importante de Peñíscola, como es su faro. Situado junto al castillo, se encuentra completamente integrado en el casco urbano. Un faro inmortalizado en la película “Calabuch” y, desde donde se pueden apreciar unas espectaculares vistas. Por la noche, la luz del faro proporciona un encanto especial a este rincón. Fue inaugurado en 1898.

Casa de las Conchas. Foto: J.A. Padilla

El paseo por las calles aledañas nos sumerge en el casco antiguo de Peñíscola, en el que se arraciman las blancas casas adaptándose a las estrechas callejuelas. De repente nos encontraremos una casa que rompe por completo la estética del conjunto. Es la llamada Casa de las Conchas, cuya fachada completamente llena de conchas, de ahí su nombre. En sus bajos hay una tienda de recuerdos.

Puerta de San Pedro. Foto: J.A. Padilla

Mientras paseamos por la ciudad y tras haber visitado el castillo, no podemos dejar de pensar en aquel tiempo en el que el llamado Papa Luna vivió aquí. Pedro de Luna llegó a Peñíscola en 1411 convirtiendo el antiguo castillo de los Templarios en palacio y biblioteca Papal, convirtiendo a Peñíscola en sede papal, junto con Roma y Avignon, lo que provocó el Cisma en la iglesia católica.

Muralla. Foto: J.A. Padilla

Peñíscola era el lugar perfecto para el Papa Luna. Un castillo asentado sobre una península rocosa, unida a tierra solamente por un istmo  de arena, que hacía fácil su defensa, aunque ocasionalmente se inundaba y quedaba sepultado bajo el agua del mar, circunstancia que ya no se produce tras la construcción del puerto y de la urbanización de la parte baja de la ciudad. la costa de Peñíscola en dos mitades absolutamente diferentes. Dispone de amplias playas tanto al norte como al sur de la península del castillo.

Portal Fosc. Foto: J.A. Padilla

No olvidemos en nuestra visita de subirnos a uno de los barcos turísticos que recorren la costa y rodean el casco antiguo de Peñíscola porque descubriremos muchos detalles del lugar que sustenta la ciudad y todo el conjunto urbano y del castillo. Una experiencia más.

Foto: J.A. Padilla