Comillas

Plaza Vieja. Foto: J.A. Padilla

Estamos en una de las más nobles villas de la cornisa cantábrica. Nobleza que, sin embargo, compagina con su tradición y carácter marinero y señorial. Compagina, pues, hermosos y monumentales palacios con la arquitectura popular propia del siglo XVIII.

Foto: J.A. Padilla

La Plaza Vieja, la iglesia y algunas casas del centro de la villa son una buen ejemplo de esta arquitectura. Luego, otros edificios importantes, construidos a finales del siglo XIX y principios del XX, pertenecen a la época en la que Comillas gozó de su máximo esplendor económico y social favorecido por la iniciativa de Antonio López y López, indiano emigrante a Cuba y fundador de la gran compañía naviera «La Trasatlántica». Su poder financiero y su amistad con la Corona le valieron el título de primer marqués de Comillas, título que le otorgó Alfonso XII en 1882. Tal es así que en los veranos de 1881 y 1882 los reyes, la Corte y el Gobierno veranearon en Comillas. El 6 de septiembre de 1981 se llegó a celebrar en la villa un Consejo de Ministros.

Palacio de Sobrellano y Capilla. Foto: J.A. Padilla

En una de estas vacaciones reales, el marqués hizo instalar el primer alumbrado público de España, concretamente en el palacio de Sobrellano, de estilo neogótico. Junto a este se encuentra la capilla panteón del mismo estilo, y muy próximo, el palacio modernista del genial arquitecto catalán Antonio Gaudí, denominado «El Capricho«. Frente a este conjunto arquitectónico y en el alto de la Cardosa se levanta la Universidad Pontificia de Comillas, de estilo neogótico con influencia mudéjar.

Foto: J.A. Padilla

El II marqués de Comillas crea la Universidad Pontificia, aunque el edificio fue levantado por los Jesuitas, siendo el Papa quien le otorga el título de Pontificia. Su objetivo principal es el desarrollo,

Playa. Foto: J.A. Padilla

Comillas posee, además, una playa de fina arena próxima al puerto pesquero, incluida en el Parque Natural de Oyambre.

Iglesia de San Cristóbal y Ayuntamiento. Foto: J.A. Padilla

En el centro de su casco urbano encontramos la bella Plaza en la que se encuentran varias casonas, la Iglesia de San Cristóbal, del siglo XVII y el Ayuntamiento. Por uno de los ángulos de la plaza se accede a la Plaza de los Tres Caños, donde además de una casa blasonada y una torres se encuentra la fuente del mismo nombre.

Monumento al Marqués de Comillas. Foto: J.A. Padilla

A las afueras de la villa, enclavado en lo alto de una loma, se encuentra el cementerio donde se encuentra el Ángel de Llimona, colocado en lo alto con espada en mano y mirando al mar. También a las afueras se encuentra el monumento al Marqués de Comillas, construido en un original pedestal en forma de proa de barco junto con la columna sobre la que se levanta la estatua del marqués.

Foto: J.A. Padilla

Pero sin duda, lo más destacable de Comillas es el conjunto monumental formado por el Palacio de Sobrellano, la capilla panteón y el conocido como “El Capricho”.

El Capricho. Foto: J.A. Padilla

El Palacio de Sobrellano es de estilo neogótico aunque con toques premodernistas. Formando conjunto de estilo con el palacio, se encuentra la Capilla-Panteón de los Marqueses de Comillas. Junto a este palacio encontramos El Capricho, obra de Gaudí, de estilo arabesco, declarado monumento histórico-artístico en 1969. Se construyó como residencia de verano.

Foto: J.A. Padilla

El primer edificio que se construyó dentro de este conjunto es la Capilla-Panteón, proyectado en un principio para construirlo cerca del cementerio, pero la prematura muerte del primogénito del Marqués y de su hermana María Luisa llevaron al marqués a construirlo junto al palacio, a finales del año 1880, diseñando una pequeña catedral de una sola nave rematada por una cabecera poligonal con girola y de estilo gótico.

Parte posterior del Palacio de Sobrellano. Foto: J.A. Padilla

El Palacio se construyó como residencia de verano del Marqués y de la Familia Real y sus obras comenzaron en el año 1882, inaugurándose en 1888 después de la muerte del Marqués de Comillas. En cuanto al estilo de la construcción, va desde el gótico, venecianos hasta mozárabe.

Capilla. Foto: J.A. Padilla

Destacan en el interior los materiales nobles utilizados en la construcción como son el roble y el ébano de las tarimas y el nogal de las puertas. El lugar más decorado es el salón central o del trono. en el que las paredes están decoradas con pan de oro. En cuanto al exterior, la fachada principal posee una espectacular ornamentación, mientras la parte trasera es más modesta.

Foto: J.A. Padilla

Finalmente, El Capricho fue Encargado por Máximo Díaz Quijano, concuñado del Marqués de Comillas. Es un singular edificio, como una bombonera, combinado en varios estilos artísticos. Es una modernista residencia de veraneo y uno de sus símbolos. Gaudí intenta integrar música y arquitectura en los cinco huecos de la fachada principal, con ventanas de guillotina cuyos contrapesos son tubos de metal que emiten notas musicales al practicarlas. En una de esas ventanas, se conservan dos vidrieras de colores, características del modernismo, con un pájaro en actitud de tocar un teclado y una libélula pulsando una guitarra.

Foto: J.A. Padilla

El Capricho combina formas y elementos hispanos árabes, con la utilización de los azulejos con el ladrillo visto y la torre cilíndrica, con motivos neogóticos y la utilización del hierro en las decoraciones. Gaudí juega con los colores al utilizar la cerámica verde con la piedra y el ladrillo en tonos rojos y amarillos. La torre cilíndrica que culmina el edificio simula la flor de girasol totalmente revestida de cerámica, estando revestido el exterior del edificio de girasoles de cerámica. La torre-mirador se encuentra encima del porche de entrada, y en su interior existe una escalera de caracol que permite subir hasta la parte más alta.

Puerto. Foto: J.A. Padilla

Este conjunto arquitectónico merece, por si solo, la visita a Comillas. Pero no son los únicos monumentos y, sobre todo, no son las únicas razones para conocer a esta villa marinera y señorial.