El Doncel de Sigüenza

Foto. J.A. Padilla
Foto. J.A. Padilla

Aqui yaze Martín Vásquez de Arze / cavallero de la Orden de Sanctiago / que mataron los moros soco/riendo al muy illustre señor duque del Infantadgo su señor a / cierta gente de Jahén a la Acequia / Gorda en la vega de Granada / cobró en la hora su cuerpo Fernando de Arce su padre / y sepultólo en esta su capilla / ano XCCCCLXXXVI. Este anno se / tomaron la cibdad de Lora, las / villas de Yllora, Moclín y Monte / frío por cercos en q. padre y / hijo se allaron”.

Este es el epitafio de la lápida funeraria que se encuentra en la catedral de Sigüeza. Es, sin duda alguna, una de las más bellas que podemos encontrar en España. Su belleza es solo comparable con su misterio. Corresponde al llamado “El Doncel de Sigüenza”.

Pero, ¿quién era este enigmático personaje que ha pasado a la inmortalidad tras su muerte?

Bien, comenzaremos diciendo que esta tumba y la estatua que se encuentra tumbada mientras lee un libro, corresponde a Martín Vázquez de Arce, tal y como muestra la leyenda antes mencionada.

Martín era un joven caballero, o doncel, nacido en el año 1460 sin que se sepa en qué lugar exactamente,  hijo primogénito de don Fernando Vázquez de Arce y doña Catalina Vázquez de Sosa. Don Fernando era un personaje importante al servicio de la poderosa familia Mendoza como secretario del primer Duque del Infantado, Diego Hurtado de Mendoza. Envió a su hijo Martín a la Corte de Guadalajara para que entrara al servicio del duque como paje y pudiera recibir una esmerada educación. En Guadalajara, el joven aprenderá el manejo de las armas y acompañará al duque en las campañas  militares de las tropas castellanas contra los moros.

Los Reyes Católicos llamarán a todos los nobles castellanos a participar en la conquista de Granada, y allí acudirán el duque del Infantado con todo su ejército, entre los que se encuentran el joven Martín y su padre. Martín acude a la guerra ya como caballero de la Orden de Santiago, luciendo en el pecho la cruz que le caracteriza como tal. En julio de 1486, cuando el joven contaba apenas 23 años de edad, en una de las batallas que tuvieron lugar en la vega granadina,  cayó en una emboscada, siendo herido mortalmente por un guerrero árabe que le traspasó con su espada. Martín era una más de las muchas víctimas que hubo en aquella campaña.

Su cadáver fue enterrado junto a la Acequia Gorda, en Granada. Pero su padre, tras el final de la guerra, solicita trasladar el cuerpo a la Sigüenza natal, y enterrarlo en la capilla que la familia posee en la Catedral. Así, en 1491, los restos son trasladados a Sigüenza. Martín será el primero de la familia en inaugurar la capilla familiar.

Algún tiempo más tarde,  el hermano del fallecido, Fernando, obispo de Canarias,  encargará el sepulcro que podemos contemplar en la actualidad, de estilo gótico-renacentista, de autor desconocido, aunque se asegura que puedo ser el escultor toledano Sebastián de Almonacid.

doncel

La tumba está situada bajo un arco de medio punto abierto en la pared lateral izquierda de la capilla en cuya parte superior hallamos pinturas que muestran escenas de la pasión de Jesús, mientras que en los laterales aparecen esculturillas de los apóstoles Santiago y San Andrés, patronos del linaje. Rodeando la escultura, en su parte inferior,  una decoración de grutescos enmarca la lápida funeraria con el texto que señala la muerte del doncel. La sepultura en sí misma consta de dos elementos, realizados ambos en alabastro. El inferior es un sarcófago sostenido por tres esculturillas de leones y en cuyo centro dos jóvenes pajes nos muestran el escudo de armas del infortunado joven. El segundo elemento,  el principal, es la estatua funeraria del fallecido, cuya característica principal es que no se encuentra yacente,  sino recostado sobre un ramo de laureles que simboliza  el carácter heroico del joven guerrero. El libro y el arma representan los elementos que caracterizaron al joven en vida.

Martín Vázquez de Arce, el famoso Doncel,  esboza una levísima sonrisa, y se encuentra  vestido con su armadura completa, con capa corta y cota de malla bien visible, cubierta su cabeza con un capacete de cuero. En el pecho lleva la cruz de la Orden de Santiago pintada en rojo y de su cinturón  pende una larga daga. Tanto el cabello como la cota de malla se han oscurecido para dar más realismo a la representación. A los pies del doncel encontramos otras dos figuras: un león (que simboliza la resurrección); y otro paje, apoyado sobre el casco, en este caso en actitud doliente, que simboliza el dolor de la familia por la muerte del joven guerrero. Se ha afirmado también que el hecho de que la estatua presente las piernas cruzadas es una referencia a su carácter de cruzado que muere guerreando contra los enemigos de la fe cristiana. La figura está representada con tal realidad, que todas las facciones de su cara, e incluso las venas de las manos, están marcadas con gran perfección.

Uno de los enigmas que se observa en referencia a la figura del doncel, es que se encuentra leyendo un libro abierto, algo más propio en una persona de letras que en una que murió en el campo de batalla,  y que viste incluso con su indumentaria militar.  En cuanto al libro en si, del que se pueden apreciar incluso las páginas, algunos estudiosos han querido interpretar la formación humanista del fallecido y su interés por la lectura.

Y así, durante más de quinientos años lleva aquí el Doncel, leyendo su libro. Apenas Martín Vázquez de Arce vivió en Granada, pero regresó para permanecer aquí por toda la eternidad. José Ortega y Gasset dijo de él que “era una de las esculturas más bellas del mundo”. El escritor Guillermo Rocafort narrará su  vida en la obra “Sueño que soy piedra”, donde nos mostrará a un Martín épico, en el que destaca su heroísmo militar con su humanismo. Junto a él reposan los restos de su familia: sus padres, frente a él, yaciendo juntos; sus abuelos maternos y su propio hermano Fernando.

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